La Celebración: Conversación con la banda folklórica Vero y Los Jornaleros sobre su disco debut “Chasqui de los colores”.

Entrevista y edición: Josefina Bravo

UNA ELECCIÓN DE VIDA

Verónica Bevacqua y Mauricio Flores viven en Toay con su pequeña hija, Lucía. A la hora del mate, la hornalla queda encendida mientras la pava va y viene, absorbe y despide calor en su continuo dar y recibir agua. En la ventana de la cocina, una calandria hace su visita diaria: entrega su canto. Un montón de árboles y dos perros habitan el patio de esta tarde lluviosa en que me acerco a entrevistarlos. Lucía camina –tambaleante- la cocina. Explora, balbucea, reclama atención. Se arrulla y duerme en los brazos de su madre. Despierta en la habitación y llora para volver a la cocina, al sonido de sus padres, de la calandria, de la pava al fuego y de la visita. Ella está, es parte. Los escucha hacer música desde la panza. Por ese entonces vivían en Buenos Aires, donde se conocieron y formaron, junto a Patricio Bevacqua, la banda Vero y los jornaleros. Los hermanos son oriundos de Palomar y Mauricio, de Santa Rosa. Hace algunos meses la pareja está asentada en La Pampa y agradece la posibilidad que tiene hoy de vivir de lo que hace, cosa que jamás pudo lograr en la gran ciudad. Pero, sobre todo, agradece poder estar en casa y disfrutar de “Luli”  el día a día. “Ahora, para nosotros, se ha convertido en alguien más importante la niñera que el sonidista. Alguien que nos acompañe y se quede con ella cuando subimos al escenario”, cuentan. Ser músicos, para ellos, es una elección de vida, una lucha cotidiana. Ninguno tiene obra social, jamás tuvieron aportes y no conocen lo que es un aguinaldo.

Mauricio: Los músicos o los que producimos cosas así, laburamos las veinticuatro horas del día, todos los días del año. No existen las vacaciones. Crear lleva mucho tiempo. Y no te queda otra que armarte una economía pequeña y aprender a vivir con poco.

Verónica: Si querés hacer música y si querés disponer de tu tiempo. Es una decisión que hay que sostenerla. Mi mamá, por ejemplo, no toma la dimensión de lo que nosotros hacemos, sino cuando viene acá a pasar unos días con nosotros y ve cómo vivimos. Ahí le cae la ficha de qué hacemos y de quiénes somos. Ella es de Buenos Aires, vive en otra vorágine.

Mauricio: Piensa que estamos sin trabajo. Y cuando se entera de las internas, de la guita que invertimos en el disco, abre los ojos grandes, no lo puede creer.

Verónica: Y empieza a preguntar, ¿a cuánto venden los discos? ¿Cómo vuelve ese dinero? Y para un músico es algo completamente natural. Si tenemos la plata para grabar un disco, ni lo pienso, ya me pongo a trabajar para grabar otro.

La banda tocó en vivo, por primera vez, hace cinco años. Ninguno de los tres tocaba folklore, al contrario, eran todos rockeros. La cosa surgió por una inquietud de Verónica, que un día escuchó al Dúo Salteño y se enamoró de la música, de la letra y de las armonías vocales.

Verónica: Me tocó mucho la emoción, me pareció conmovedor. Lo que hacían traspasaba el idioma musical. Ellos tocaban algo más allá. Tocaban el alma.

Mauricio: Y desde ahí empezamos. Primero, arrancamos con el ABC del folklore -folklore norteño- hasta que empezamos a hacer viajes a La Pampa y a reencontrarnos con la música de acá. Yo fui amigo del Gurí Jaquez, el tipo que más musicalizó a Bustriazo Ortiz. Esa dupla es una de las más particulares del folklore pampeano, tiene una forma musical que es única en el país, no la encontré en otro lugar. Pero, cuando yo lo conocí, el Gurí ya era grande, estaba retirado. Yo no sabía bien quién era él y todo lo que había hecho. Tenía un montón de data encima, aunque no la sabía usar. Al fallecer, la familia me dio su guitarra a resguardo porque a él le gustaba cómo tocaba yo. Y, cuando empezamos a ahondar un poco, nos dimos cuenta de que hasta teníamos canciones inéditas de Bustriazo. “Pescador de remansos” es la primera vez que se graba.

¿La tenías con la música? ¿O la letra nada más?

Mauricio: Gurí me enseñó la canción. Me quedó anotada en un papelito amarillo con el que anduve dando vueltas durante diez años. En un momento me reencontré con una grabación casera de él y pude recordar la música. Se lo pasé a ella, le quedó divino y listo. Pero es una canción inédita. Para nosotros grabar por primera vez una canción de Bustriazo Ortiz y Gurí Jaquez es todo un compromiso. Y ese día que vos nos viste tocar en La Luna, estaba Dora Battiston -la mujer de Gurí- que veía por primera vez lo que nosotros estábamos haciendo de él. Y le encantó. Nos dio una devolución hermosa y de ahí en más nos empezó a apoyar en todo. Pero digamos que fue un proceso largo, natural y casi inconsciente hasta llegar -después de seis años- a grabar un disco donde, de las diez canciones, seis son de autores pampeanos.

Verónica: Fue muy espontáneo.

Mauricio: No fue una cosa buscada, digamos, la pampeanidad al palo, no, nada de eso. Más que nada para ella, que no es de acá.

Verónica: Fue una cuestión de gustos y de identificarnos con la canción, con la letra y de vestirnos con un repertorio para interpretarlo a nuestra manera. Si bien estudiamos clásico y tratamos de encontrar un sonido acústico del folklore, no somos muy clásicos, nos sale de una manera espontánea el sonido éste, medio fusión.

Al haber incursionado en otros estilos de música, vienen al folklore con otro bagaje…

Mauricio: Exactamente, con otro lenguaje también. Al momento de resolver las cosas, ahí, arriba del escenario, agarrábamos esas herramientas que teníamos.

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UN DISCURSO CLARO

El disco “Chasqui de los colores” es una delicia. La poesía de las letras, el sonido de la banda, la voz de Verónica… cada cosa dice por separado y, juntas, se potencian.

Mauricio: Nosotros siempre apuntamos a eso: a decir, más que a tocar. No estamos haciendo música para que nos escuche otro músico y diga: fá, cómo tocan o qué bien canta o qué caudal de voz tiene. No. A nosotros nos importa llegar, decir las cosas que encontramos en la poesía que nos representa.

¿Ustedes leen poesía?

Mauricio: No somos lectores de poesía cotidianos. Pero sí la apreciamos. Y si te fijás, la poesía que elegimos para tocar es una poesía muy simple, muy directa, pero con mucha carga emocional también. Eso hace que, cuando vos estás en vivo, tocando, el mensaje sea claro, te permita la emoción tuya y la emoción del que escucha.

El poder de lo simple.

Mauricio: Sí, eso para mí es admirable. Leer una copla y ver cómo en cuatro versos este tipo puede expresar tanto, con las mismas palabras que usamos nosotros todos los días. Eso es admirable.

¿Y ustedes mantienen la música igual a la versión original?

Mauricio: En ese sentido, yo siempre digo que exploramos en lo clásico, como búsqueda para aprender y, también, en las nuevas formas, es decir, usamos los recursos que ya tenemos de nuestra experiencia previa, otros estilos musicales como el rock, el jazz, el blues. Así que hemos hecho de todo, hemos sido bastante irrespetuosos en algunas canciones, las hemos hecho mierda, por decirlo de alguna manera. Nos hemos tomado libertades que no corresponden.  Más que nada, porque en el folklore, las danzas -en particular la chacarera, la zamba, el gato- tienen formas rígidas que están adecuadas a la coreografía del baile. Entonces, vos te tenés que mantener dentro de eso. Cuando tocás una chacarera y no respetás esa coreografía, se dice que estás tocando “un aire de”, aire de zamba, aire de chacarera. Bueno, nosotros tenemos mucho de eso, de salirnos un poco de los márgenes y tocar “aires de”. Pero también, llegado el momento de grabar -en este disco-, una milonga de autores emblemáticos de La Pampa que aún no ha sido grabada, en ese caso, tuvimos el reparo de decir: a este tema no lo podemos hacer mierda, porque todavía no lo grabó nadie. Entonces, fuimos muy respetuosos. Acomodamos las versiones a la tonalidad de Vero y tratamos de ser lo más fieles a las versiones originales: versiones de cocina, grabadas con un grabador, que no están en los discos. Por ejemplo, en “Pescador de remansos”, si te muestro la versión original, te vas a dar cuenta de que está prácticamente igual: las formas, las melodías, todo. Pero después hay otras canciones, como “Agüita demorada”, de los Hermanos Núñez, de la que vas a escuchar cien versiones grabadas. Entonces, ahí no tenemos reparos en hacer lo que se nos ocurra: no respetar las armonías, los punteos, ni las formas, porque lo novedoso pasa por reinventar un poco.

Y ahí, ¿se transforman los sentidos de la canción?

Mauricio: Se reformulan, no sé si se transforman, o se fusionan con otras cosas. Porque el mensaje de la canción tiene que permanecer intacto. Para mí hay que lograr todo el cambio de estética, le cambiás el maquillaje -digamos- a la canción, pero no le podés cambiar el espíritu, porque ahí sí te estás apropiando de algo que no es tuyo.

Verónica: Además entra todo en un contexto. Vos no presentás una canción aislada, presentás todo un repertorio, donde cada canción forma parte de un discurso. Cada canción trata de tomar la preponderancia de la canción, pero forma parte de un todo. También pensamos los shows como un discurso. Por qué empezar con este tema, qué es lo que proponemos en la continuidad de las canciones. Después de cada show, analizamos cómo nos desenvolvimos en esa lista que propusimos: dónde sentimos nosotros que hay baches quizás, canciones que entran y salen.

 

LA IDEOLOGÍA DE LA RAÍZ

En la lectura que hicimos de las letras, yo les marcaba cuántas recurrencias encontramos en las canciones. Por ejemplo, esto de recuperar personajes marginales como los changarines, los paisanos…  más allá de que ustedes dijeron lo de no a la pampeanidad.

Mauricio: Pero tampoco renegamos de eso. No fue un objetivo pensado decir, nos vamos a vivir a La Pampa, vamos a levantar la bandera ranquel. No pasaba por ahí. Pero, obviamente, cuando abordás el repertorio eso está y de eso no se reniega. Al contrario, es un orgullo.

Es retomar algo con lo que creciste también, ¿no?

Mauricio: Y, en ese sentido, yo me siento totalmente confiado tocando música de La Pampa. Cuando viajamos al norte, por ejemplo, fuimos súper bien recibidos por los músicos de Tucumán, de Salta, de Jujuy. Pero, cuando vos vas allá, ¿qué vas a tocar? ¿Un bailecito? ¿Una zamba? Te sentís un poco incómodo al tocar eso. En cambio, si vos vas y tocás música de tu región, de tus ancestros, de tus amigos, te sentís cómodo, respaldado. Tal vez por eso, de manera natural, fuimos yendo para ese lado a la hora de grabar el primer disco. Es importantísimo grabar algo que vos puedas respaldar. Ayer escuchaba una nota al Negro Dolina y él decía: “a mí me parece bien que los artistas tengan una posición política tomada, pero me parece que tienen que tirar pistas, no hay que ser obvio. Podés ser músico y peronista, decía, pero si arrancás cantando la marcha peronista…”

No hacer una cosa panfletaria, digamos.

Mauricio: Claro, exactamente. Que vos, a lo largo de un recital bajes línea -si se quiere-o dejes tu mensaje, sin necesidad de tener que explicar cosas entre los temas o ser demasiado obvio. Porque a veces esa ideología tampoco es fácil encajarla. Es más fácil decir, nosotros nos pensamos así, como estas quince canciones, que decir: estoy afiliado a este partido político o voto por tal. Para nosotros el camino ha sido ese, a través de las letras. Hasta inclusive con las problemáticas, como la que tenemos con el agua en La Pampa. Yo me siento más respaldado por la visión que han tenido los poetas y los músicos hablando sobre la problemática del poblador que ha sufrido eso, que si me tengo que poner a discutir políticamente acerca de si es culpa de Mendoza o de La Pampa, ¿me explico? En “Pescador de remansos” de Bustriazo, una estrofa dice: “En el patio está cantando / la calandria maravillas / si trajera agüita el río / qué linduras cantaría”. Ahí, por ejemplo, en los shows hay que respirar hondo. Te agarra toda una cosa en el cuerpo.

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Verónica: Son fuertísimas las letras. Cada canción que elegimos es algo para ponerte y para llevar adelante, desmitificando y sacándonos cualquier bandera ideológica. Es vestirnos y comprometernos con algo realmente fuerte: la vida. ¿Cómo le enseñás a tu hijo a ser una buena persona si idolatrás? No, vamos a sacarnos un montón de cuestiones que son poco importantes, por ejemplo, decidir quién tiene la culpa, ¿no? Vamos a lo real: cuál es el problema, cómo podemos solucionarlo o qué podemos hacer.

En cuanto a las letras, obviamente que Bustriazo tiene su particularidad, pero los diminutivos que usa -como “agüita”- los encontré en los otros autores también.

Mauricio: Sí, yo pensaba en eso que vos planteabas y, en realidad, es una cosa bastante argentina, me parece. Es demostrativo de cariño, de añoranza de algo que vos querés. Cuando le ponés un diminutivo a alguien es porque lo querés.

Verónica: O porque querés llegar de otra manera, no frontal, desde otro lugar…

Para decir de una manera más amena.

Mauricio: Te ablandás para nombrar eso, cuando lo decís con un diminutivo.

Y, al cantar estas canciones, ¿se achica la pena?, ¿se revive?, ¿se transforma?

Verónica: No sé si se achica, la pena está. La pena es pena.

Mauricio: La canción te ayuda a sobrellevarla. Vos preguntabas si la canción salva. Primero, nos salva a nosotros, a los intérpretes. Nos hace mejores personas, nos hace más sensibles.

Verónica: Nos ocupa. No te da bache a la pavada o a caer en un montón de cosas que quizás, si no tuvieras esa ocupación, ese sentimiento, ese querer, ese hacer, pasarían un montón de otras experiencias más feas, ¿no? Entonces, sí, salva. Ser músico, para mí, es una salvación.

Mauricio: Es una descarga. Y no borra la pena. A veces vos estás tocando y las partes fuertes de la canción producen un…

¿Una movilización?

Mauricio: Sí. Pero termina la canción y estamos todos sonrientes y la gente aplaude y se produce una comunión.

Verónica: La emoción penetró, llegó, hizo lo que tenía que hacer y te dejó un aire para respirar. O sea, fue una canción. No fue una guerra, no fue un suicidio. Fue una canción. Pero mirá qué fuerte, ¿no es cierto? En “Águila que llora” vos estás hablando del águila coronada. Como especie es espantoso hacer que otra especie deje de existir sobre la tierra. Y lo estás cantando, porque es la manera que vos encontraste de hacer tu militancia día a día. Tu manera de ayudar a esa raza.

Una manera bella de denunciar.

Verónica: Desde ese lugar lo hacemos nosotros.

Todas las canciones tienen una suerte de denuncia: la ausencia del río Atuel, “el cajón del río”;  lo que recién nombrabas del águila coronada; los personajes marginales: “las ollas de la pobreza”, “vi la miseria sentada”,por cada pobre que sufre, por cada paisano que anda”.

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Mauricio: Mi vieja era de acá, de Toay. Tenía doce hermanos, todos trabajadores hacheros del campo, trabajadores rurales. O sea, gente que siempre ha sido explotada. Cuando empezamos a tocar con Vero, ella trabajaba de moza, yo de barman y Toto -el hermano de Vero que toca el bajo- trabajaba en un delívery. Por más que seamos gente que nos sabemos desenvolver y no pasamos miseria, sabemos lo que es estar al borde. Por eso la empatía con los personajes de la milonga, los changarines o el boliche del chino, es grande.

Verónica: Es de adentro. No lo miramos desde afuera.

Y, a través de estas canciones -sin ponerse una bandera partidaria- dicen sobre la explotación, están diciendo un montón de cosas…

Mauricio: Cosas que se mantienen a lo largo del tiempo, más allá del gobierno de turno. Con algunos gobiernos se ve acrecentado y, con otros, no tanto. Pero siempre está. Son cuentas pendientes de la sociedad. Entonces, esos reclamos tienen que estar. Lo mismo, en relación a lo que vos preguntabas sobre la presencia de las palabras de los pueblos originarios. Esas presencias también son importantes. Nombrarlos. Que esté esa esencia ahí, que para el intérprete sea importante el espíritu de los pueblos originarios en la música propia de una región.

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Verónica: En “Agüita Demorada” hacemos un canto orisha, un canto yoruba. La religión yoruba viene de África. Llega al continente americano y se sitúa en Cuba y en Brasil. De ahí salen esos cantos. Y este canto que hacemos es un canto a Elewá, el que abre y cierra los caminos y a Changó, el dios del fuego, de la música y de la danza. Se hace una reverencia a la deidad. Después, aché significa “viva”, que viva el bombo, que viva Elewá. Es un canto ritual, de festejo.

Mauricio: Y eso está metido ahí, en ese contexto de “Agüita Demorada”, que es una canción tucumana. En medio de la canción, hacemos ese interludio a dioses paganos, basándonos en fusiones ya clásicas del Chango Farías Gómez. Esas cosas no las inventamos nosotros, ya se han probado. Y tiene que ver, más que nada, con lo parecido que son los ritmos. O sea, lo loco es que este canto ritual afrocubano entre arriba de la chacarera. Porque el toque de tambores es el original, es el que se toca en Cuba.

¿Y qué les pasa a ustedes cuando traen esos cantos?

Mauricio: Es un poco como descular el origen de toda la música latinoamericana. Todos sabemos que la semilla primera está en África.

Claro, los orígenes.

Mauricio: Sí, cada vez más a la raíz. Tiene que ver mucho con la raíz, la búsqueda.

 

LA MADURACIÓN DE UNA IDEA

Sombra de Toros Records es de ustedes, ¿no?

Mauricio: Sí, es más un seudónimo que una empresa. Hay un equipo de trabajo: alguien hace las fotos, otro el diseño, otro filma. Pero no es una entidad con una oficina y tampoco es el objetivo. Producimos cosas nuestras, las de otras bandas donde toco yo y las de algunos amigos. No es un servicio que ofrecemos, tiene que ser algo que nos guste, porque lleva mucho tiempo, es muy exigente la producción de un disco o de una canción y no le podés cobrar lo que realmente lleva ese tiempo a un artista independiente. Así que elegimos hacer lo que realmente nos moviliza.

Ustedes producen su propio disco, qué potencia.

Mauricio: Sí, tenés que estar re seguro de lo que estás haciendo. Porque, además, si no tenés ingresos, solventar la grabación de un disco es muy caro. No es viable. Nosotros para eso hicimos un trabajo previo, grabamos dos EPs antes de grabar el disco. El EP (Extended Play) es una reproducción extendida de cuatro temas, es un recurso –mucho más económico-  para trabajos intermedios que podés mostrar, mientras te vas preparando para la grabación de un disco.

Verónica: Mientras vas buscando el objetivo, el modo de sonar, el modo de trabajar…

Mauricio: Para el disco tiene que haber una maduración artística de una idea. No podés hacer un rejunte de temas. O, al menos, eso era lo que nosotros planteábamos. Nuestro objetivo era grabar un disco austero. Qué quiere decir. Vamos a ir al estudio, vamos a tocar como tocamos nosotros en vivo y eso va a ser el disco, no va a haber ningún tipo de sobreproducción. Eso de traer diez músicos más súperprofesionales, que te ponen el disco allá arriba, que no se puede creer lo que suena.

Y, después, los vas a ver en vivo y nada que ver…

Mauricio: Claro. Además, por la temática del disco, por los personajes que abordamos.

Verónica: Y por cómo lo vamos a defender también, ¿no es cierto? La idea de presentar un disco así, es para después venir acá, a dúo. Mi  hermano está en Buenos Aires y viene en las fechas que puede, por cuestiones económicas y de tiempo: toca con otras formaciones. Así que la idea era hacer algo que podamos defender, sin necesidad de llamar siempre a alguien que nos salve las papas. Hacer algo real, algo que pueda suceder acá. Que toquemos un tema, vos te lleves el disco y digas: ah, sí, es lo mismo que escuché.

Mauricio: Ese fue el plan del disco y yo creo que lo logramos. Tiene que ver, también, con laburar con gente de primera línea que no desvirtúe lo que nosotros hacemos, para que sea un reflejo fiel. El disco, más que una producción, en líneas generales, me parece que es un registro.

Si no, estás creando algo…

Mauricio: …que es una fantasía y está bien hacer eso también. No quita que, en algún momento, lo hagamos. No sé. Es como si vos querés hacer una película que te quede como “Matrix” o como “Historias Mínimas”. Una película muy simple o una superproducción que te rompa la cabeza. Las dos cosas están bien, se pueden disfrutar. Pero, para el concepto de nuestro disco, nosotros queríamos esto, lo mínimo.

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CELEBRAR LO QUE VA Y VUELVE

La obra es un todo y se refleja muy bien. Yo, que los vi en vivo, escuché el disco y ahora escucho de qué manera lo hicieron y cómo lo pensaron, puedo decir que hay una coherencia entre letras, música y lo que se da en vivo.

Verónica: Yo me sentí recontra contenta con el análisis que hicieron de la obra. Cuando surgen estas cosas, se ve el trabajo desde otro punto de vista. Así podés revalorizar lo que nosotros queremos hilar en nuestra música.

Mauricio: Por más que vos tengas claro todo eso al momento de grabar la obra, una vez que la terminaste y la empezás a mostrar y empieza a volver, a través de tu mirada y de la mirada de otros, aparecen cosas nuevas.

Y eso es una celebración.

Verónica: Totalmente.

Recupero lo de la celebración porque es el tema de la revista. Y, para mí, la música de ustedes es una celebración.

Verónica: Bueno, nosotros planteamos cada show como una celebración del momento. Porque lo que pasa en vivo es eso. Si no nos juntamos para celebrar que estamos y podemos disfrutar de nuestra libertad, de la vida y de la historia que llevamos, entonces, ¿para qué?

Mauricio: Es muy fuerte sentir al público emocionado. Sin ningún tipo de confirmación, porque vos me podés decir, ¿cómo sabés que el público está emocionado? Y, qué sé yo, no sé, lo siento. Y siempre sos mejor después del show.

Te transformás.

Mauricio: Sí, sos otro.

Verónica: Entonces, para nosotros es celebrar. Podríamos tranquilamente tener otra realidad, estar en otro momento o, con todo lo que te pasa, tener otra mirada. Es celebrar que podemos disfrutar de lo que hacemos, que siempre hay alguien para entregarle nuestras canciones. Cuando lo conocí a Mauri, yo me mudaba a una pensión, pero a una pensión que si te cuento lo que era no me creés. Qué piojo. Y mi mirada fue buenísima: bueno, de acá es todo para arriba. Y así fue: acá estoy, tengo a mi hija y a mi compañero, que es un amigazo, con todo lo que cuesta cada cosa. Para mí la vida es hermosa y me llevo siempre eso: lo grato, lo copado, el aprendizaje.

Y esto de poder compartirlo también como pareja, esto de que los dos amen lo mismo…

Verónica: Es re groso.

Mauricio: Eso también nos ha llevado a crecer como personas, a nivel de soportarnos y de hacer un esfuerzo extra por entendernos. En cualquier otra banda, si nos peleamos, nos vamos cada cual a su casa. Acá no, es hablar y hablar y hablar. Hasta que te dan ganas de tomar unos mates y agarrás la guitarra y seguís tocando. No queda otra, no te podés ir.

 

PERIPECIAS AFORTUNADAS

Mauricio: Al disco lo íbamos a grabar en 2014 y Vero quedó embarazada. Entonces, charlamos con el productor y lo aplazamos. Lo grabamos en julio de 2015, un año después de lo planeado. Por suerte, porque en ese año aparecieron todas estas canciones de Gurí Jaquez y de Bustriazo Ortiz, a último momento. La mitad de las canciones son producto de los primeros cinco años de la banda, la otra mitad son cosas que aparecieron dos o tres meses antes de grabar. Eso le puso un pimiento al disco. Entonces, desde ahí, empezamos a calcular: esto lo vamos a fabricar en julio del 2016, la bebé va a tener casi dos años… Y, por ahora, vamos siguiendo la hoja de ruta bastante bien.

¡Cuánto tiempo! ¿Cómo manejan la ansiedad?

Verónica: Tratamos de ser cuidadosos, porque es nuestro disco debut, nuestra manera de presentarnos y defender nuestro trabajo.

Mauricio: Además, para no hacer producciones que se oxiden rápidamente. O sea, que vos escuches el disco en dos años y digas: qué lástima.

Que tenga contundencia, que lo puedan sostener.

Mauricio: Y, al contrario, que cada vez esté mejor. También, me pasa que, al estar tan encima del disco, le empezás a encontrar cosas por todos lados. Lo mejor es dejarlo descansar. Después lo volvés a escuchar y decís: qué bien está.

Verónica: Que tengan sentido las cuestiones de interpretación. Más lo emotivo que lo técnico, lo virtuoso, que no somos…

Mauricio: Cuando la gente escucha, no se está fijando si tocás bien o si tocás mal, escucha la canción.

Yo creo que sí son virtuosos. Igual, cuando tocan, si tienen algún error, eso lo van a saber ustedes; el público, no.

Mauricio: Entonces, está bueno despegarse de eso como creador de la obra.

Sí, liberarse,esto de: ¿cuándo se termina de pintar un cuadro?, ¿cuándo se termina de escribir un libro?, ¿cuándo se termina de grabar un disco?

Mauricio: No se terminan nunca, se abandonan. Eso es un clásico de los discos. Más ahora con esto de la cuestión digital, cuando vos podés sobreproducir hasta el cansancio. Y eso puede llegar a ser una trampa.

Verónica: Yo, como cantante, este último año y medio, he tenido un crecimiento tremendo. Sobre todo, después de ser mamá. Parece mentira, porque es cuando menos tiempo de cantar tenés, pero la maduración de la voz y la maduración de la interpretación fueron tremendas. Quizás antes me preocupaba por un montón de cuestiones técnicas y hoy me resultan mucho más vanos esos lugares, ya no voy más a buscar ahí, te agarrás de otras herramientas.

Y lo disfrutás más, también, ¿no?

Verónica: Sí, lo disfrutás mucho más, tal cual.

Mauricio: Yo creo que lo grabamos en el momento justo, un poco porque nos dimos cuenta y un poco por las circunstancias también. Ese año que lo pateamos en ningún momento pensamos: después de que seas mamá vas a cantar mejor. Pasó.

Verónica: Incluso embarazada, yo tenía tonos más graves, me sentía re bien cantando. Hicimos un videíto casero una semana antes de parir y ahora lo veo y digo, mirá cómo cantaba ese tema, después lo grabé re diferente. También, al momento de grabar el disco y poner fecha, dijimos: lo hacemos ya porque después no sabemos si lo vamos a poder hacer. Y lo hicimos en julio de 2015, cuatro meses antes de que se fuera el dólar al pingo y de que pasara todo ese desbarajuste. Fue en el momento justo.

Mauricio: Y nosotros ya sabíamos que nos veníamos para acá. Estábamos preparando la casita. El plan era al disco presentarlo desde acá, desde La Pampa. Y re bueno llegar y compartir con los colegas de acá. Gente con la que yo hacía doce años que no tenía relación. Lo difícil es llegar con el disco a todo el país. Aunque nuestra idea siempre fue tener el disco en la mano para ir, tocar y vender ahí, cara a cara. Esa es la distribución que tenemos pensada hacer. Y, después, por medios digitales.

Verónica: Tenemos gente que nos escucha que se lo baja de no sé dónde. Es tan importante sacarse el prejuicio de que si lo subís a la web perdés un punto de comercialización. Porque ahí es donde vuela y se viraliza. Si vos querés entregar y llegar, subilo a la web, no esperes más.

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RESIGNIFICAR LAS SIGNIFICANCIAS

Y, quizás, así, surge la oportunidad de ir a tocar a algún lugar. ¿Lo de Gral. Pico cómo fue?

Mauricio: Estuvo buenísimo. Toda la gente que fue, fue a vernos a nosotros: viejos amigos del Gurí Jaquez que sabían que hacíamos temas de él, gente que conocía a Bustriazo, gente a la que le gusta la música de La Pampa… No eran muchos, habría cincuenta personas. Igual, no es lo mismo ir a tocar a un bar lleno de gente charlando, aunque tocamos para ese público también, pero es mucho más lindo que vaya gente a escucharte, que se emocione. Y, después, cuando la gente se acerca a decirte que eran amigos de Gurí, te resignifican todo el recital. Uh, mientras nosotros tocábamos, esta señora…

Estuvo recordando, reviviendo…

Verónica: Yo creo que lo mejor que nos pasa es que nosotros resignificamos los temas que tocamos por quienes lo hicieron. Aunque yo no haya conocido al Gurí Jaquez, me parece grosísimo tener un pedacito de su historia, todo lo que me cuenta Mauri y, tocar con la que fue su guitarra, es súper significativo. Si  parte de ahí, es genuino.

Mauricio: Para nosotros el disco es exitoso desde antes de grabarlo. Todo lo que pase de acá en adelante es un bonus, las canciones ya nos transformaron.

Es una celebración compartir, ¿no?

Verónica: Y, más, si pasa dentro de tu núcleo familiar.

Mauricio: Cuando sucede eso, vos no dependés de grandes sistemas ni de grandes maquinarias. Eso puede pasar en cualquier lado. Cruzás acá enfrente a tocar de sobremesa en lo de los vecinos y va a pasar. No necesitamos ganar ningún premio.

Verónica: Ni que nos digan que somos buenos.

Mauricio: Ni llenar ningún teatro. Ni tener tantos “likes”. Por más que todas esas cosas están buenas, no son para nada condicionantes del éxito de la canción. En realidad, del éxito de lo que nos pasa a nosotros, porque el éxito de la canción es de la canción. Desde que la hicieron, desde que fue compuesta. Y es una responsabilidad también.

Verónica: Es hacerse cargo de lo que estás haciendo, esa es la responsabilidad.

 Y cuando están creando, ¿cómo resuelven el tema de los distintos puntos de vista, de las distintas miradas? Porque son tres…

Verónica: Con trabajo, con mucho trabajo.

Mauricio: Los primeros cinco años trabajamos muchísimo, muchas horas de ensayos. Y eso te hace manejar un lenguaje común, ir para el mismo lado. Vero es generalmente la que hace las propuestas de los temas, porque ella  tiene que interpretarlos. Ahora, que ya tenemos el disco terminado y que terminó un poco nuestra mudanza a Toay, estamos respirando y estamos otra vez en el proceso de sacar canciones nuevas.

¿Les resulta difícil después de este disco buscar canciones?

Verónica: Siempre nos resulta difícil buscar. Para el primer disco, para los EPs…

Mauricio: Además, tratamos de buscar canciones que no estén tan tocadas. En folklore, generalmente, se estila tocar un par de clásicos. Pero, bueno, nosotros no queremos pasar de eso.

Verónica: Intentamos, incluso, que el clásico no sea” Zamba de mi Esperanza”,  que es  un zambón.

Mauricio: Nosotros notamos eso cuando empezamos a tocar en el circuito de peñas, en Capital y Gran Buenos Aires. Un gran porcentaje de grupos tocaban todos los mismos temas. Temazos, que es lindo escuchar y está bueno aprender, pero nosotros no queríamos hacer eso. Veíamos a otro porcentaje -más chico- de músicos que tocaban canciones que nosotros escuchábamos por primera vez y nos rompían la cabeza. Generalmente, eran lugares donde había poca gente. Entonces, decíamos: ése es el camino. Y nos preparamos para eso. Al apuntar para ese lado, contamos con que no íbamos a ser un éxito rotundo de público, ni íbamos a tener el aplauso fácil…

Es crearse una identidad también. ¿Y les han ofrecido canciones inéditas para que ustedes interpreten?

Mauricio: Sí, hay algunas cosas que están ahí, esperan su momento y otras están buenísimas pero, simplemente, no nos ha pasado de decir: sí, vamos con este tema. Igual, acabamos de grabar el primer disco, queda mucho por delante.

 

Nota1: Las fotos 1 y 6 -en orden de aparición- fueron proporcionadas por la banda Vero y los jornaleros.

Nota2: Las fotos 2, 3, 4 y 5, pertenecen a la obra del realizador audiovisual Fabián Muñoz Docampo, oriundo de Victorica, La Pampa. Su sitio público es: https://www.facebook.com/fabianpampa

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