El Desaliento: Sobre el Gaucho Rivero.

Por Magdalena Mirazo

   “Se acordó adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos. Ambas partes enfatizaron los beneficios de la cooperación y de un compromiso positivo de todos los involucrados”.

Sin abordar la soberanía, Argentina e Inglaterra firmaron una declaración conjunta sobre Malvinas. 14 de septiembre de 2016.

MAPAS DE LA INFANCIA

Las Islas Malvinas  son un archipiélago de aproximadamente 11700 km2, formado por Soledad y Gran Malvina y otras 200 islas e islotes más pequeños a su alrededor. Están ubicadas en el Atlántico Sur, al este de nuestra Patagonia, sobre la plataforma continental submarina. Para conectar su latitud con el continente, es interesante el dato de que el paralelo que pasa por Rio Gallegos (51°33’)  pasa también por Puerto Argentino, su capital, en Isla Soledad.

El Imaginario Malvinas está incorporado en nosotros, ciudadanos argentinos, como un símbolo de soberanía. Desde el colegio, comenzamos a grabar la forma tan característica de su geografía en nuestra identidad nacional.

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Paisaje de la costa de Malvinas

TOMALA VOS, DÁMELA A MÍ

Las mencionaron en sus escritos Américo Vespucio (1504) y Magallanes (1520) y, dos siglos después, los franceses -en 1708 y procedentes de Saint Malo- las bautizaron “Malouines”. De ahí, “Malvinas”, en castellano.

En 1820, David Jewett  -marino estadounidense al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata-  al llegar a Puerto Soledad al mando de la “Fragata Heroína”, escribe al ministro de Guerra y Marina, Matías Irigoyen : “Tengo el honor de informar a usted de mi llegada a este puerto, comisionado por el Superior Gobierno de las Provincias Unidas de la América del Sud, para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que naturalmente pertenecen por la Ley Natural.”

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Pasaron los años, y el 10 de junio de 1829, el gobernador delegado, Martín Rodríguez, creó la Comandancia política y militar de Soledad y designó a su frente al comerciante alemán nacionalizado argentino, Luis Vernet. El decreto establecía la continuidad histórica y jurídica de los derechos soberanos: “Habiendo entrado el gobierno de la República en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre estas provincias la antigua metrópoli -y de los que gozaban sus virreyes- ha seguido ejerciendo actos de dominio en dichas islas, sus puertos y costas, a pesar de que las circunstancias no han permitido hasta ahora, dar a aquella parte del territorio de la República, la atención y el cuidado que su importancia exige”.

OPERACIÓN PINZA

    Ya en esa época (1829), Vernet avisó al gobierno de Buenos Aires su inquietud por la depredación de la zona. En octubre de ese mismo año, se prohibió la pesca y captura de ballenas y, en 1831, Rosas reemplazó la prohibición por un impuesto a los buques pesqueros. Pero los barcos pasaban de largo por Puerto Soledad, eludían el impuesto y cazaban a gusto. Harto de esta situación, Vernet se decidió a actuar y apresó a dos balleneros norteamericanos mientras un tercero pudo darse a la fuga.

Como represalia, el 28 de diciembre de 1831, el capitán Silas Duncan, al mando de la fragata estadounidense “Lexington”, desembarcó en Puerto Soledad, atacó sus instalaciones, destrozó la artillería, quemó la pólvora, tomó prisioneros a seis oficiales argentinos, arrió la bandera celeste y blanca y declaró a las Islas “libres de todo gobierno”.

Así los asuntos, Rosas le pidió al ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Maza que presentara una protesta formal ante Washington. Además, el cónsul y el encargado de negocios norteamericanos, fueron declarados personas no gratas y expulsados del país. Estos agentes, con el falso argumento de que los Estados Unidos sólo pretendían permisos de pesca “le avisaron” a Inglaterra que las islas estaban desguarnecidas.  El jefe de la estación naval británica en América del Sur con sede en Río de Janeiro -Sir Thomas Baker- impartió la orden y el 2 de enero de 1833 se presentó en Malvinas la corbeta inglesa Clío”, al mando del capitán John James Onslow.

Maza reclamó por este nuevo atropello a nuestros derechos soberanos pero no hubo ni siquiera una respuesta flemática de parte de Londres. De esta manera, Estados Unidos e Inglaterra acordaron la usurpación de Malvinas. (2)

LOS CHICOS DE LA GUERRA

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Cementerio de Darwin

Malvinas también fue nuestra desdichada guerra reciente. Los ex combatientes son contemporáneos. Los vemos luchar por sus derechos -la gloria ya la tienen- y por el sustento. Son nuestros héroes mal reconocidos de una guerra malparida.

Después de abril de 1982, las islas Malvinas están en carne viva, son para los argentinos el ícono de lo saqueado. El emblema de las presiones externas que nos impiden crecer como Nación Libre y Soberana, resignificado este año por la conmemoración del Bicentenario de nuestra Independencia. En ese suelo hay enterrados huesos de los nuestros.

Cuánto desaliento, hoy. El país otra vez enterrado en deuda externa y tanta lucha arrebatada. Ahora, a los ciudadanos “medios”, con sueldos “medios”, nos quedan los bizcochitos para el mate, si son militantes, las bolas de fraile. Y, a los de más abajo, menos que la nada.

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MANO A MANO

    El 26 de Agosto de 1833, estalla en Malvinas una rebelión contra los ingleses que ocupaban las islas por la fuerza desde hacía seis meses. La lideraba un tal Antonio Rivero. Por ese entonces, Rivero tenía 25 años. Había viajado allí para trabajar como peón de estancia unos años antes, con la expedición organizada por Luis Vernet -durante la presidencia de Rivadavia -junto con un grupo de criollos e indígenas charrúas. (3)

Cuál habrá sido el espíritu del hombre que busca el desafío de vivir en una isla en el extremo del continente, cuando la tierra firme -a esas latitudes- es inhóspita y está prácticamente deshabitada: por lo menos, debió ser valiente y libre. Y también hábil para las tareas rurales, el trabajo con animales y la producción de lana.                                                                                                                                                             En esas tierras sin apuro y con el todo el frío, no había árboles, así que las viviendas se construían con maderas llevadas desde el continente, desde donde también provenían la ropa, la mayoría de los alimentos, el ganado que criaban y los caballos con que se movían.

Habrán sido días de mateadas largas, de alcohol y de juego para entretener las horas y no volverse loco con el silbido del viento. Seguramente, se sentaron a la misma mesa de naipes el gobernador Vernet y el Gaucho. Apostaron su dinero, entre humo de tabaco y confidencias -personales y políticas- mientras uno invitaba al otro con un vaso más, para entrar en calor y acortar un poco la noche.

FLEXIBILIZACIÓN                                                                                                                                                                                                                                                           Cuando en enero de ese año -1833- amarró en las Islas la “Corbeta Clío” de la marina británica, el gobernador Vernet renunció para no tener problemas con Gran Bretaña y, previa autorización inglesa, regresó a Buenos Aires desde donde se dedicó a llevar adelante sus negocios. El capitán Oslow nombró como administrador del archipiélago al despensero irlandés, William Dickson. Por su parte, Matthew Brisbane y Juan Simón –antiguos colaboradores de Vernet- decidieron ponerse al servicio de los usurpadores.

Como sea que se hubieran repartido las lealtades, las cosas cambiaron desde la invasión inglesa. Las tareas por hombre aumentaron y el pago pasó a ser con vales que ni siquiera servían en la despensa del pueblo. Prácticamente se trabajaba gratis. La bandera celeste y blanca se había arriado y en su lugar se izaba esa otra. Así las cosas, ¿anidaría en aquellos hombres la conciencia de lo patriótico, a tan pocos años transcurridos desde la Independencia?, ¿las ideas de lo nuestro y lo ajeno, de nación y de pueblo estarían –por lo menos- hilvanadas?, ¿serían el sentimiento de pertenencia, la defensa de “lo propio”: su tierra y su trabajo?, ¿habrán tenido claro el reconocimiento de “lo extranjero” como aquel que se viste con la figura del colonizador?

 

GAUCHOS PORFIADOS

La situación se volvió desesperante para los peones cansados de la explotación y el maltrato. El 26 de agosto de 1833, seis meses después de la invasión británica, Antonio Rivero con otros siete hombres se sublevaron y mataron a Brisbane, a Dickson y a Simón. Luego se instalaron en la vivienda principal y enarbolaron nuevamente la bandera argentina. El resto de los colonos, cuya vida había sido respetada, pudo escapar y permaneció refugiado en la isla Celebroña. Ambos grupos vivieron separados entre distintas penurias. Rivero y sus hombres resistieron cinco meses, mientras esperaban que Buenos Aires enviara una expedición para ayudarlos. Nunca llegó. Finalmente, los primeros días de 1834, dos buques británicos arribaron a la isla Soledad. Organizaron una partida armada para capturar a los gauchos que consiguieron huir al interior de la isla a pesar de una traición y una deserción.

No les resultó fácil a los ingleses. Necesitaron enviar varias expediciones, hasta lograr apresar a los peones y detenerlos. Una hipótesis sugiere que se les hizo un proceso en el buque “Spartiate”, de la estación naval británica de América del Sur. El almirante inglés no se atrevió a convalidarlo y prefirió desprenderse del asunto. Por eso, desembarcó a Rivero y  a los suyos en la República Oriental del Uruguay. Otra versión dice que fueron llevados detenidos a Londres, donde permanecieron presos por varios meses hasta que el ministerio fiscal aconsejó dejarlos en libertad y embarcarlos de vuelta a Buenos Aires.

Según el historiador José María Rosa, Antonio Rivero murió heroicamente el 20 de noviembre de 1845 enfrentando a la flota anglo-francesa en el combate de la Vuelta de  Obligado, que pasará a la historia como del Día de la Soberanía Nacional. (4)

 

PUESTA EN VALOR

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Billete emitido por el BCRA en marzo de 2015

 

 

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En la Casa de la Moneda somos conscientes de que, después de la bandera de un país, la moneda es el elemento soberano por antonomasia y nuestro compromiso es aprovechar al máximo el alcance de los billetes (…) Este proyecto fue pensado como un medio para reafirmar nuestro reclamo soberano inclaudicable”. (…)Las Islas Malvinas, Sandwich del Sur, Georgias del Sur y los espacios marítimos circundantes fueron, son y serán siempre argentinos y ninguna potencia colonialista nos podrá convencer de lo contrario”. (…)El objetivo de este billete es interpelarnos diariamente y recordarnos que Malvinas no es un concepto abstracto que aprendemos en la escuela, sino una tierra a la que amamos profundamente a pesar de las ausencias”. (5)

LA LEY GAUCHO RIVERO

 

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Entrada al Puerto de Ushuaia

 

Por el reclamo que mantiene la Argentina sobre la soberanía de las  Malvinas, la Ley Gaucho Rivero está vigente en las provincias de la república con costas al Mar Argentino. Prohíbe la permanencia, el amarre y el abastecimiento  de barcos con la bandera británica de las Islas Malvinas, con la bandera del Reino Unido y  con la insignia de otras colonias británicas. La ley fue sancionada en un principio por  la legislatura de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, el 25 de agosto de 2011. Luego, lo hicieron las provincias de Santa Cruz, Chubut y Rio Negro y finalmente, la provincia de Buenos Aires -un año más tarde- el 2 de agosto de 2012.

Además, hacia mediados de 2012, las autoridades fueguinas le solicitaron al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación que gestione  ante los países vecinos  solidaridad con el bloqueo.

Fue entonces, que las doce naciones miembros de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) firmaron un documento donde se estableció que la bandera británica de las Malvinas es ilegal: “Los Estados miembros de Unasur se comprometen a adoptar, de conformidad con el derecho internacional y sus respectivas legislaciones internas, todas las medidas susceptibles de ser reglamentadas para impedir el ingreso a sus puertos de los buques que enarbolen la bandera ilegal de las Islas Malvinas.”

En el documento también se detalló que la UNASUR se comprometía a informar al gobierno argentino sobre buques o artefactos navales destinados a actividades hidrocarburíferas y/o mineras ilegales en la plataforma continental argentina. (6)

DE RIVERO A RIVERO

    El 28 de septiembre de 1966, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, un grupo de dieciocho jóvenes, diecisiete varones y una mujer -entre estudiantes y obreros de diferentes agrupaciones políticas todas afines al peronismo- secuestraron un Douglas DC4 de Aerolíneas Argentinas, cuyo recorrido era Buenos Aires-Río Gallegos y lo desviaron hacia las Malvinas. Consiguieron aterrizar de sorpresa en las Islas en una pista para carreras hípicas. Eran las 8.42 de la mañana. Descendieron, cantaron el himno e izaron siete banderas nacionales que flamearon en el territorio malvinense durante 36 horas. Reclamaron por nuestra soberanía y aguardaron a que el sector nacionalista del Ejército aprovechara esa irrupción, desembarcara en las islas y las tomara, cosa que no ocurrió. (7)

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Frente a la mirada de kelpers, efectivos de la milicia de la isla y los cuarenta y ocho pasajeros del avión -entre los que se encontraba el contralmirante Guzmán, Gobernador de Tierra del Fuego- Dardo Cabo -primero al mando-, proclamó: “Ponemos hoy nuestros pies en las Islas Malvinas argentinas para reafirmar con nuestra presencia la soberanía nacional y quedar como celosos custodios de la azul y blanca (…)”. Luego, rebautizó al lugar como Puerto Rivero, en homenaje al gaucho Antonio Rivero que, en 1833, se alzó contra los ingleses. Esa fue la llamada “Operación  Cóndor”. (8) Contaban como compañero de ruta con Héctor Ricardo García, director del diario “Crónica”, quien documentó la gesta. Después de una negociación, en la que intercedió el sacerdote de las islas, le entregaron las armas al comandante del avión argentino, Ernesto Fernández.

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La dictadura envió a los jóvenes al penal de Rio Gallegos donde fueron juzgados por las figuras de privación ilegítima de la libertad, portación de arma de guerra, asociación ilícita, piratería y robo en descampado. La condena para los jefes del operativo fue de tres años de prisión y de nueve meses para el resto, pero el objetivo de plantar la bandera argentina y el nombre de Malvinas en la prensa mundial había sido alcanzado. (9)

Las siete banderas argentinas que flamearon en Puerto Rivero durante la “Operación Cóndor” le fueron entregadas a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 24 de agosto de 2012.
Una está expuesta en el “Patio Malvinas” de la Casa de Gobierno. Otra cubre los restos del ex presidente Néstor Kirchner en el mausoleo de Río Gallegos. Otra quedó en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional en ocasión de la apertura de las sesiones ordinarias.
Una fue entregada a la Basílica de Luján en oportunidad de celebrarse allí un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, y otra quedó en la Basílica de Itatí en Corrientes.
Las dos restantes se ubicaron en el Museo del Bicentenario en la Casa Rosada y en el Museo de las Islas Malvinas en el Espacio de la Memoria, ex ESMA. (10)

SEAN ETERNOS LOS LAURELES

Los cinco criollos que acompañaron a Rivero en la rebelión hasta ser capturados por los ingleses fueron: Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre. (11)

Los integrantes del Comando Cóndor fueron: Dardo Cabo, de 25 años, periodista y afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica, era el jefe del comando. Lo secundaba Alejandro Giovenco, de 21 años. La periodista y dramaturga María Cristina Verrier, de 27 años, era la tercera al mando del grupo. Andrés Castillo, de 23 años; Ricardo Ahe, de 20 años de edad, empleado; Norberto Karasiewicz, 20 años, metalúrgico; Aldo Omar Ramírez, 18 años, estudiante; Juan Carlos Bovo, 21 años, metalúrgico; Pedro Tursi, 29 años, empleado; Ramón Sánchez, 20 años, obrero; Juan Carlos Rodríguez, 31 años, empleado; Luis Caprara, 20 años, estudiante; Edelmiro Jesús Ramón Navarro, 27 años, empleado; Fernando José Aguirre, 20 años, empleado; Fernando Lisardo, 20 años, empleado; Pedro Bernardini, 28 años, metalúrgico; Edgardo Salcedo, 24 años, estudiante; y Víctor Chazarreta, 32 años, metalúrgico. (12)

https://www.youtube.com/watch?v=kEg9o9C2wIY

(1) http://www.infobae.com/politica/2016/09/14/sin-abordar-la-soberania-argentina-e-inglaterra-firmaron-una-declaracion-conjunta-sobre-malvinas/

(2) http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/dictadura/la_larga_usurpacion_de_las_islas_malvinas.

(3) http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/epoca_de_rosas/gaucho_rivero.php

(4) El gaucho Antonio Rivero por José María Rosa. http://www.appnoticias.com.ar/desarro_noti.php?cod=3821

(5) Titular de la Casa de la Moneda, Katya Daura. 11/04/2014 Télam

(6) https://es.wikipedia.org/wiki/Bandera_de_las_islas_Malvinas#Negativa_de_pa.C3.ADses_latinoamericanos_de_recibir_barcos_con_bandera_del_territorio_brit.C3.A1nico_de_las_Malvinas

(7) http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-73613-2006-09-27.html

(8) http://www.minutouno.com/notas/318104-islas-malvinas-que-fue-el-operativo-condor

(9) http://www.lanacion.com.ar/1457899-la-historia-de-18-jovenes-que-secuestraron-un-avion-para-pisar-malvinas

(10) http://www.minutouno.com/notas/318068-cristina-encabezara-un-acto-dia-del-veterano-y-los-caidos-malvinas

(11) https://es.wikipedia.org/wiki/Sublevaci%C3%B3n_del_Gaucho_Rivero

(12) http://www.lagazeta.com.ar/condor.htm

 

 

 

 

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