EL ABUSO: Sobre el exterminio de los indios Quilmes

Por Noemí B. Pomi

EL MAR DE ARRIBA

No conocían caballos ni acero. Sus armas eran flechas con punta filosa o arpón. Su lenguaje estaba cargado de poesía. El cielo era “el mar de arriba”, el amigo “mi otro corazón”; para decir perdón decían “olvido”, el alma era “el sol del pecho”; para decir bastón decían “nieto continuo” y el rayo era “el resplandor de la lluvia”. (1).

30.000 años antes de tu “descubrimiento”, comenzaron a pisarte. Desde Asia y Oceanía, llegaron las primeras pisadas por el norte. Las segundas, por el sur.

América, nombre impuesto por conquistadores.

Entre el cielo y la tierra, pisadas. Amos y señores de los territorios – al igual que los cóndores – vivían en libertad –. Los bienes eran comunitarios, recolectaban y cazaban. Respetaban a ancianos y a niños: memoria y sabiduría. Y cuidaban, hasta el abrazo de oso, a los pequeños: el futuro. Para 1492, se habían desarrollado formas de organización social en bellas ciudades, como México y a lo largo del Imperio Inca. Ya se habían construido pirámides perfectas, superiores a las de Egipto y, aun hoy, pueden verse sus jeroglíficos. Se regían por dos calendarios: el lunar- de 260 días- y el solar, de 365. Conocieron el 0, desde unos 700 años antes que los invasores.

g-marcaratresetapasvida (1) imagesJ22UK5BX (1)

OLVIDO, POR FAVOR (perdón, por favor)

El Diario de a bordo de Cristóbal Colón fue compendiado por el fraile Juan Bartolomé de las Casas. En las dos primeras semanas de anotaciones elogia las bondades del clima, habla de la mansedumbre de cierta gente, de la falta de regimientos. También se refiere a la exuberancia de las plantas. Eso sí: repite una palabra setenta y cinco veces: oro. Ríos de oro, montañas de oro, acariciar largos cabellos dorados.

Y no conocían ninguna seta (secta) ni idolatría, salvo que todos creen que las fuerzas y el bien es en el cielo, y creían muy firme que yo con estos navíos y gente venía del cielo…”(2)

Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro: sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pez, y otras de otras cosas. (…) son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos.  Y yo estaba atento y trabajaba de saber si había oro, y vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgado en un agujero que tienen a la nariz”.(2)

LOS RETRUÉCANOS DE AMÉRICO

“Estos salvajes no tienen leyes ni fe y viven en armonía con la naturaleza. Entre ellos no existe la propiedad privada, porque todo es comunal. No tienen fronteras ni reinos, ni provincias ¡y no tienen rey! No obedecen a nadie, cada uno es dueño y señor de sí mismo. Son un pueblo muy prolífero, pero no tienen herederos porque no tienen propiedades”(3). Así y todo, en medio de toda esta “mersada”, Américo agregaba que se sentía cerca del paraíso terrenal.

LOS REYES MAGOS

Vestidos con armaduras, por primera vez, pisaron las islas de Cuba y las Bahamas. Eran blancos, portaban banderas y dos maderos en cruz. Bajaron de sus barcos. Así, como manso rocío condensado en gotas de agua en las mañanas del estío, fueron apareciendo. Y abusaron. Y atacaron con armas de largo alcance, potros y espadas de acero. En su empuñadura, las armas tenían la santa cruz de un dios ajeno. No solo los lancearon, torturaron y asesinaron, también los secuestraron y diezmaron con enfermedades, hasta entonces desconocidas.

Dudaban y dudaban, ¿los invasores eran mortales o no? Cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo, en su Historia General de las Indias, que: “Los indios tomaron a un cristiano y ahogáronle y después que estuvo muerto decíanle: levántate y le tuvieron así tres días, hasta que olió mal: Y después que se certificaron que eran mortales, tomaron atrevimiento e confianza para su rebelión, e pusieron obra en matar cristianos e alzarse”.           

TAN CERCA Y TAN LEJOS

El Imperio de los Incas llegó a ocupar gran parte de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Fueron bravos a la hora de guerrear, su profundo conocimiento de la naturaleza les daba un plus del que carecían los opresores. No alcanzó para ganar la disputa, pero sí para que hoy esté escribiendo sobre ellos. También fueron agricultores, artesanos, arquitectos. Dependían del riego y la defensa, sistemas que desarrollaron en cada ciudadela.

ENTRE CERROS, PURA POESÍA.                                                                                                                                                                      En el Abra, “El Infiernillo” a 3042 metros sobre el nivel del mar, un paso une el valle de Tafí con los valles Calchaquíes. Allí se encuentra la ciudad sagrada de los Quilmes. Quilmes es el nombre de una de las más célebres parcialidades de la etnia diaguita. En su lengua –cacán – kilmee significa “entre cerros”. Y lágrima, por ejemplo, significa algo que fue y deja de ser, principio de vida. Agua amarga en su perdida. La palabra rocío es “paz”. Leche: alimento del pecho. Bigote: maduración, crecimiento. Corazón: pepita del vientre, germen de vida. ¿No es pura poesía?

En las laderas, escalones pisados en todas direcciones. Arriba, las castas superiores, abajo los agricultores. Defender la ciudad no era cuestión de castas. Resistieron y resistieron, durante 130 años se opusieron al abuso de la conquista española.

SOLO PARA ÁGUILAS Y CÓNDORES

Ciudad fortaleza, vista desde el cielo, ostenta parapetos a 120 metros de altura. La diseñaron infranqueable a cualquier ataque. Los Quilmes, entrenados en el arte de la guerra debido a los conflictos con las tribus vecinas, fueron el hueso más duro de roer por los españoles. Tenían un ejército de 400 hombres, sus “hermanos de armas” eran los cafayates. No solamente resistieron en su ciudad fortificada, salían en malón a destruir las que iban fundando los españoles. Potros adiestrados por ellos, robados a los opresores, boleadoras, flechas y lanzas en mano. Profundos conocedores de la topografía del lugar. Hábiles, arrasaban poblados con el desvío de ríos.

p1140474 (1)El final llegó cuando fue fueron sitiados, los vencieron. La ciudad resultó uno de los asentamientos prehispánicos más importantes del país. Pronto su ciudad se vio convertida en ruinas, solamente la base de las casas pudo ser reconstruida, con las mismas piedras que yacían amontonadas en el sitio. Desde las alturas del cerro, solo los cóndores vieron –durante muchos años – una ciudad con un laberinto de cuadrículas de hasta 70 metros de largo. Esas cuadrículas servían de andenes de cultivo, depósito y corrales para las llamas. Hay también numerosas casas de estructura circular que, originalmente estaban techadas con paja. Se calcula que las pisadas comenzaron alrededor del siglo IX d C. y, a mediados del siglo XVII, unas 10 mil personas vivían en los territorios de los alrededores. Aún hoy sorprenden las destacadas construcciones de represas de agua y las grandes extensiones de cultivos de maíz, quinoa, papas, porotos y ajíes. También recolectaban algarroba y chañar, como alimento y, de sus rebaños de llamas, obtenian leche, carne y lana.

CIUDAD SAGRADA DE QUILMES 5 (1)Las expresiones culturales abundaban, cañas y huesos producían  sonidos que invadían los cerros.  Dejaron tallas sobre maderas y  piedras, dibujos, cerámicas,  vasijas, cacharros.

CONSTRUCCIONES PERTENECIENTES A LOS QUILMES (1) 

Idolatraban al sol, a la luna y a la tierra. Cada año rogaban a la Pacha Mama para que bendijera a sus animales y a sus cultivos. En la ceremonia, le ofrendaban frutos y bebidas. Costumbre que en el norte de nuestro país aún se conserva.

 

PROHIBIDO SOÑAR

Pasada la fiebre del oro en América, la conquista codiciaba a los quilmes como fuerza de trabajo. Para someterlos, los españoles llevaron a cabo una política sistemática de destrucción de sus cultivos y, finalmente, lograron rendirlos en 1666. No por la fuerza –ya que la ciudad era indoblegable– sino por el hambre y la sed.

Ellas no estaban dispuestas a perder a sus tierras y a sus dioses. El plan fue ejecutado en una noche calma, con reflejos de luna llena y cielo cubierto de estrellas. Sus cerros los vieron rodar, uno tras otro, y, otro más y más. Hasta que -en las bases de las montañas- se confundieron todos en una figura envolvente, un abrazo de oso eterno. No hubo llantos, solo ruegos. Esas bravas mujeres y sus hijos no se doblegaron, murieron en su ley.

A los sobrevivientes–unas 200 familias– se les fijó como lugar de residencia la zona de la provincia de Buenos Aires que hoy se conoce como Partido de Quilmes. Desde entonces, ya se sabía que el desarraigo era una de las mayores torturas. Nuevo abuso: bajaron de sus cerros, miraron las estrellas, rogaron sin cesar. Marcharon bajo lunas y soles, se abrían y cerraban grilletes, custodia militar. Caminos sembrados de cadáveres los vieron pasar. Exilio, debilidad, la nostalgia por el algarrobo la leña y la bebida ceremonial, por los sembradíos de maíz, por sus cabras, por sus hierbas. No hubo cura.

“Pacha Mama, no nos dejes sin los cerros. Nuestro algarrobo, ¿dónde está?”

Sobre llovido, mojado: se les prohibió cantar, danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados desde el lejano día de la Creación.

Silencio. El arte resistió en silencio. Ante la conquista, reaccionaron con un periodo de inactividad. Pero no se doblegaron. Silencio. El arte resistía en silencio.

Los frailes y los funcionarios del reino colonial- hasta los misioneros- han crucificado a los aborígenes en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, claro. El discurso se fue modernizando y se adoptaron otros modos más sutiles de escamoteo. Así, se habla de “expansión europea”, “encuentro de culturas” de “choque de culturas” ¿algo similar a un accidente automovilístico? Lo cierto es que ninguno de esos eufemismos logra tapar uno de los mayores genocidios y etnocidios de la historia universal. Uno de los brazos del gran océano que, entre fines del siglo XV y el l XVIII, concretaría la consolidación del capitalismo.

Hay que escribirlo: la nación Quilmes fue el primer gran movimiento antiimperialista registrado en territorio argentino, mucho antes de que fuéramos el país del olvido.

Distancias aparte, al igual que Fray Cesáreo de Armellada, puedo decir: “Yo me siento feliz de estar borrando la imagen de unos indios estúpidos, bárbaros, salvajes… y de levantar un pedestal y una imagen muy distinta de los mismos y con los materiales elaborados por ellos con una mano maestra: unos que parecen venir de los tiempos más remotos y otros que, evidentemente, han sido elaborados en nuestros mismos días. Pues… la llegada de los europeos…. no les atrofió sus dotes de observación y de invención. No se les acortaron las alas de su imaginación ni se les paró el aliento de sus almas”.

 

CIUDAD SAGRADA DE QUILMES 4 (2)

Bibliografía:

1- Literatura indígena venezolanas, de Fray Armellada Cesáreo.

2- Primera carta de Colón (1493).

3- Las cartas de Américo Vespucio sobre el Nuevo Mundo.

Print Friendly, PDF & Email

5 Comentarios

  1. europa y los europeos siempre fueron una desgracia para la humanidad, se me revuelven las tripas de ver lo que hacen con los refugiados, la masacre, el genocidio que nos cuenta tu historia, hoy lo vemos impavidos por la tele, nada cambio, primero los saquean y despues los matan. Tu escrito me parecio formidable, besos querida amiga

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here