La celebración: sobre divorcios y fiestas de divorcios

Por Alicia Lapidus

Una bocanada de luz se derramó en el cajón de la ropa de hombre; pero inmediatamente fue ahogada. (Antonio Di Benedetto, El Abandono y la Pasividad)

LUZ AHOGADA

La luz se ahoga en la ausencia. El divorcio da y toma. Deseado o no, entrega una libertad- a veces no buscada- y toma aquello inasible que nos ligó a ese otro. Proyecto desvanecido, futuro imperfecto.

El dolor está en cada objeto de la memoria. La taza de café se hace lágrima en la falta. El vacío del ropero denuncia la pérdida. El individual solitario en la mesa delata el fracaso. Las fotos se guardan o se rompen. Y la cama permanece hundida marcando la decepción.

Los matrimonios se construyen con ladrillos de sueños y se derriban con la aniquilación del destino. Sin embargo, en la letra de la ley, el divorcio es nomás la disolución del vínculo matrimonial y, en consecuencia,  la renovación de la aptitud a los divorciados para contraer nuevas nupcias.

Pero no todo es dolor. Se entremezcla en esta disolución la pasión por los objetos testigos de la promesa de felicidad de la pareja. Y comienza una lucha, a veces de crueldad increíble, por el dinero, por las cosas y -cuando los hay- por los hijos. Se intenta salir “victorioso” de una guerra que combina lo material con lo emocional, sin que ninguno de los protagonistas pueda separar ambas partes. No hay victoria posible. Quizás alivio, pero nada más.

Pero al acallarse la violencia exterior, también la violencia del sol, la vena rosa se extinguió y las flores comenzaron a ser una revuelta e impalpable mancha acogida a las discretas sombras. (Antonio Di Benedetto, El Abandono y la Pasividad)

Basura NAÚFRAGOS SIN ORILLAS

Hombre y mujer quedan rotos, partidos, perdidos. Cada uno navega en la inmensidad de la nueva vida con desesperación, busca una orilla. El o la amante, la ropa juvenil, las salidas interminables. El hogar se transforma en domicilio y el deseo en desesperación. Otros detienen su existencia en ese instante en que el porvenir se vuelve pasado y allí se quedan a vivir.

Y algunos, por ahora los menos, imbuidos de un tono de época- donde todo es motivo de fiesta, aunque no de festejo- celebran el divorcio.

¿FIESTA DE DIVORCIO?  Si, así es. En países como Estados Unidos, a quienes han pasado por ese trago amargo les ayuda a atravesarlo con algo un poco más grato. ¿Cómo? Organizando fiestas de divorcio.

FIESTA DE JUGUETE

Lois Tarter, autora del libro “El ritual del divorcio: Levántate, sale y sigue adelante con tu vida”, es una de las llamadas “divorce party planner”. Según contó hace algunos meses, en su blog “The Huffington Post”, la primera vez que organizó un evento para celebrar una separación fue cuando se divorció de su marido.[1]

Grilich“Después de que los papeles estaban firmados y el quiebre definitivo ya era oficial, no tenía idea de qué hacer a continuación. Quería seguir adelante, pero no sabía cómo; sólo quería reír, divertirme y dejar ir el dolor“, relató.

Lo que comenzó como una reunión de amigas, un té con una torta alusiva, nuestra sociedad- que consume todo hasta consumirnos a nosotros mismos- lo convirtió en un gran negocio.

Un blog, da “tips” para “festejar” una culminación de la fase conyugal, lejos de la pena y la agonía que antes se solía vivir, y para dar lugar a un momento de canalización donde se exorcizan los miedos y los fantasmas del ayer en compañía de las personas más cercanas.[2]

Se reniega del duelo, se desmiente el dolor, se decora el silencio con el chocar de copas y nada ha pasado.

En ese mismo blog, se dan ideas de lo que debería pasar en esas fiestas. Todo calculado para no dejar espacio para la lágrima y mucho menos la pena.

Ideas para la organización

  1. El lugar: es fundamental. Deben saber que no es necesario hacerlo en un salón de fiesta, bien puede hacerse en la casa de algún amigo, en la propia, en el SUM (salón de usos múltiples) de un edificio, o, ¿por qué no?, al aire libre, en un lindo patio o jardín.
  2. Menú: los platillos más adecuados pueden ser fingerfood, es decir bocadillos para comer con las manos, para hacerlo más dinámico e informal en sus versiones dulces o saladas.
  3. Decoración: los globos y guirnaldas son siempre opciones valederas que alegran un espacio, sobre todo, si de celebrar se trata. La torta puede ser con un muñequito de él o ella en lo más alto, o con la figura que representa el ex tirado fuera de la torta, para dar un toque de humor; o tal vez un pastel que se parte por el medio, donde las figuras queden separadas. ¡Hay variedad para elegir!
  4. Juegos: dígalo con mímica de los defectos del ex (sólo en tono de humor), embocar el anillo en cajitas con formas de ataúd, tiro al blanco con arco y flecha con imágenes del ex o de la boda, etc. (ver también: Juegos para fiestas de divorcios)
  5. Ceremonia de rebautizo: donde un amigo le devuelve el nombre de soltero/a.
  6. Show de stripper: para los/las más osado/as.
  7. Para terminar, se puede colocar el anillo en un globo y dejarlo ir; o una prenda como el velo del vestido de novia, algo liviano para soltar.

EL NEGOCIO DEL NAUFRAGIO

La psicóloga Robin Deutsch, de la Escuela de Psicología Profesional de Massachusetts, dice que es un cambio que deberíamos tomarnos bien: “El crecimiento de la industria de celebración de divorcios se produce porque la gente quiere aceptar la pérdida a través de un ritual”, dice. “Mucha gente se siente aliviada”, añade Deutsch. “Creo que les da una sensación de esperanza y cierre, es algo positivo”. La psicóloga cree que la gente actúa con la idea de poder pasar página. “Lo que hagan, el tipo de ritual que tengan, es elección suya”, asegura.

En Holanda, una empresa espera ayudar a otras parejas a celebrar su divorcio, juntándolas. El negocio se llama Hotel de Divorcios. Por unos US$5.000, las parejas que se van a divorciar se registran en el hotel el viernes. Luego, se reúnen con un abogado que actúa como mediador durante el fin de semana, y el domingo se van, divorciados.[3]

Tras conseguir dar por cerrado un divorcio doloroso, Wendy Lewis decidió que solo había una forma de celebrar: destrozar su vestido de boda con una metralleta. Para hacerlo, la estadounidense reunió a sus amigas, agarró el vestido y voló a Las Vegas, para pasar un fin de semana largo. Al llegar a Las Vegas, una pequeña empresa, al frente de uno de los sectores económicos que más rápido crecen en la ciudad, le organizó una excursión a un campo de tiro.

La señora Lewis nunca en su vida había agarrado una pistola, pero trajo su vestido de boda al campo de tiro y lo colgó“, dice la organizadora. “Si hubieses visto su mirada mientras disparaba contra el vestido. Podías ver que estaba dejando salir toda su ira”.

La organizadora del viaje, Glynda Rhodes, de 51 años, en 2012 lanzó una empresa “The Divorce Party Planner” (Organizadora de fiestas de divorcios) y el negocio no ha dejado de crecer desde entonces, una situación similar a la que viven otras empresas en Las Vegas y otras ciudades de Estados Unidos.

Rhodes explica que el coste de los paquetes, con nombres como “Casi no sobrevivo”, “Autosuficiente” o “Lo tengo todo” va desde los US$1.000 a los US$4.800.

Para los que quieran una fiesta más modesta y tranquila, pueden pedir una “tarta de divorcio”. En una pastelería de Florida reciben entre tres o cuatro peticiones de tartas de divorcio al mes. La dueña, Beatriz Otero, declara que una vez hizo una tarta para un cliente que la pidió en forma de una bolsa de golf, con una leyenda en ella que decía “por fin libre, me voy a jugar al golf“. La mayoría de las peticiones, sin embargo, son para un dibujo de una novia que acarrea al novio por las piernas, con una leyenda que dice “ponlo en la basura”.

Torta 2

Todo vale mientras se pague por ello. La tristeza se aplasta bajo una torta hecha de harina y odio, el proyecto fallido resulta apabullado por unos strippers musculosos que generan la ilusión del sexo ilimitado en la nueva vida. El dolor se ahoga en champagne. Se obtura la posibilidad de pensar en cómo será la vida de ahora en adelante. Todo se convierte en una gran fiesta de alegría plástica.

                “Si la felicidad prevista no llega a materializarse, siempre está la posibilidad de echarle la culpa a una elección equivocada antes que a nuestra incapacidad para vivir a la altura de las oportunidades que se nos ofrecen”. (Zygmunt Bauman, “Amor líquido”)

El divorcio no es un estigma ni una vergüenza, pero sí una instancia de reflexión. Es un período en el que debemos rehacernos, comprender qué falló y llorar lo que sea necesario. Sólo transitando el dolor podemos reconstruirnos como seres con capacidad de vivir plenos.

La luz, que sólo fue diurna y venía por la ventana, retorna una noche manando de los filamentos de la lámpara del medio. Las cosas, opacas bajo el polvo, recuperan volumen y diferenciación. (Antonio Di Benedetto, El Abandono y la Pasividad).

Invitación

 

[1] Fuente: Emol.com – http://www.emol.com/noticias/Tendencias/2013/01/01/738326/Nueva-tendencia-se-masifican-las-fiestas-de-divorcio.html

[2] https://www.infotopo.com/eventos/ocasion/ideas-para-fiestas-de-divorcios

[3] http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/11/141113_negocio_divorcios_vegas_ac

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5 Comentarios

  1. Uno le atribuye al ciudadano americano una vida más superficial,poco jugada al amor.los afectos, la introspección y más puesta en los negocios ,lo conveniente la ventaja,quizá erróneo. Pero estas fiestas surgen en ese país.
    Me acorde también de fiestas en la muerte de alguien,despedirlo festivamente. Quiza sea más entendible festejar que vivió, y que uno estuvo cerca de esa persona y festeja haberlo conocido.
    En que se tocan ambas situaciones ?
    Tantos motivos llevan a un divorcio… Tiene el divorcio algo que ver con la muerte? Se podría festejar que hubo una pareja, amaron, fueron felices ,a veces más a veces menos, pero termino , se reconoce el final.
    El festejo se hace en pareja?
    Si es sólo de una de las partes,no implica violencia al otro ?
    En qué ayudaría un festejo?
    Quien lo precisa? Porque?

    • Hay mucho para reflexionar y preguntarse sobre las celebraciones y sus por qué. Todos celebramos lo mismo? Necesitamos celebrar?, Para qué, con quién y cómo? Nada tiene una respuesta única. Y ahí vamos por la vida, con celebración o sin ella pero igualmente cómo seres únicos en sus deseos y necesidades. Gracias Alicia por tu comentario!

  2. No comparto la idea de “festejar” un divorcio,la cual me parecería poco menos que una negación.¿Por qué no dejar que la angustia por lo que se perdió,por lo que ya no está,por los tiempos pasados de felicidad que ya nunca volverán,nos invada saludablemente?¿Por qué esa resistencia a entregarse a una angustia que si no se realiza,de seguro nos atraerá otro mal,seguramente en el cuerpo,a través de alguna enfermedad?Quizás el segundo mal de Occidente sea el de negarle al hombre la libertad de estar angustiado. El primero sin duda es el del preconcepto o el prejuicio,y sin duda es el que prohijó al segundo,ya que si una persona no quiere angustiarse, es porque teme que la sociedad la preguzgue débil o vulnerable.

    • Gracias Fernando por tu comentario. La intención de la nota es reflexionar. No intento juzgar el modo de llevar la angustia. Cada ser humano elabora sus duelos del modo que puede. La comercialización quizás desvirtúa el sentido. Sin embargo, siempre hay un porqué detrás de la elección que se hace de cómo transitar las pérdidas.

  3. De acuerdo, no era mi intención juzgar lo que dice la nota.Pero me resulta un tanto disonante esa búsqueda del olvido o de la superación de instancias dolorosas,en un sitio de la profundidad y precisión en lo que se busca como es esta revista.Simplemente me pareció disonante;y ojo que no me disgustan las disonancias.En suma: me pareció como querer plegarse al “tren de la alegría” por no parecer amargo, cuando no hay por qué avergonzarse de sentir amargura si la vida te ha golpeado.

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