El lado B: Sobre Omar Pastoriza

Por Juan Pepe Carvalho


UN MONUMENTO A LA PELOTA     

Omar Pastoriza nació en Rosario, Santa Fe. Su primera experiencia futbolística fue en PEPE2Macetero con pelota vieja 4Colón, de esta ciudad. Luego pasó a Racing Club: eran los comienzos del equipo de José. Como jugador anduvo por Independiente, donde jugó 184 partidos, que le dieron un saldo de 32 goles y varios títulos ganados a nivel nacional y metropolitano. No se privó tampoco de participar en 18 partidos en la Selección argentina.Esta brillante carrera le dio la posibilidad de jugar en el “Fluminense”, en el “Gremio”, de Brasil, en “El millonario” de Colombia, en El Salvador, en Venezuela y, sobre todo, en Mónaco, ciudad que lo cautivó y a la que siempre estuvo agradecido. Igual que a su profesión:“vivir en un lugar como Mónaco solo fue posible gracias al fútbol. Yo a la pelota de fútbol debo hacerle un monumento”.

Con todo este camino recorrido, en 1976, dio por terminada su carrera de jugador. De inmediato, lo contrataron como técnico de Independiente de Buenos Aires, donde ganó las copas nacionales de1977, 1978 y 1983.

Esta carrera victoriosa lo llevó nuevamente a Colombia, esta vez, como técnico de Independiente de Medellín.En aquella época la gran mayoría de los clubes de fútbol  en Colombia eran manejados por narcos. Esto, en principio, no significó una preocupación para el Pato.


LA OTRA CARA DEL CUCHILLO

El acuerdo con el club incluía una casa para él y su familia. La acción de cederle una vivienda lo hizo vivir una aventura de película. Cuando le mostraron el lugar, redobló la apuesta y pidió otra que era más cara. Es raro el acuerdo. Normalmente, las casas que se ofrecen a los contratados son del club. Pero parece que los usos y costumbres por aquella época eran otros.Así, el presidente del club le advirtió a Pastoriza que la vivienda que él quería no se podía comprar. Pero le ofreció un préstamo de 100.000 dólares para poder comprarla. Se sabe, “ciertas generosidades” tienen su doble filo. Después de un largo tiempo durante el cual el presidente estuvo satisfecho con el rendimiento del equipo, un extraño pedido comenzó a mostrar la otra cara del cuchillo. Y eso no le gustó nada al Pato.


UNA OFERTA DIFÍCIL DE RECHAZAR

Durante una reunión privada, en la casa del presidente del club, acompañados por otras personas, el capo dejó deslizar algo similar a estas palabras:PEPE5descarga

  • Pato, tengo que pedirte un gran favor, este domingo tenemos que perder.

Le aclaró que entendía la dificultad del pedido, le agregó que intentara lograrlo sin que se notara demasiado. Pastoriza entró en un túnel de incomprensión e ira. Lo que le pedían era imposible de cumplir, su equipo siempre salía a ganar. Si les pedía a sus jugadores que fueran para atrás, resultaría terminal.

– “Debemos perder”- replicó el Presidente, como toda respuesta.

– ¨Presidente, haremos todo lo posible, déjeme pensar cómo.Tenemos una semana.”

Inmediatamente, Pastoriza le explicó al cuerpo técnico  las novedades y todos comenzaron a pensar el modo de cumplir  con lo pedido y no morir en el intento.


DOS POR NUEVE NO DA 18

El Pato  tuvo una ocurrencia bastante efectiva y, a la vez,  encubridora. El  que jugaba de 9 era goleador del equipo e infalible frente a los tres palos enemigos. El técnico se reunió con él, le explicó que en el partido que se acercaba habría una defensa muy dura y que él, como protector de su gente, debía cuidar que no lo lastimaran, con el riesgo de dejarlo fuera del campeonato. La decisión era que el 9 jugara de 2 y el 2 de nueve.El equipo contrario no entendería la estrategia, jugarían con la sorpresa a  favor. Cuando el presidente del club se enteró de los cambios, lo felicitó.

-Pato, eres brillante, hombre. Le quitamos ataque a nuestro equipo y le debilitamos la defensa.- pudo haberle dicho.

Al comienzo del partido, el Pato estaba muy nervioso. Así y todo, el primer tiempo terminó bien en relación a los planes. Durante el entretiempo el presidente del equipo fue a charlar con el Pato:

  • Muy bien, te vuelvo a felicitar, hombre. Continuemos así.- Uno pude imaginar la satisfacción del Capo.


EL PLAN CASI PERFECTO

Al inicio del segundo tiempo, las acciones continuaban igual. A los 43 minutos, el número 2 (que habitualmente jugaba de 9) del equipo del Pato despejó una pelota que llegó a los pies del 9 (que habitualmente jugaba de 2), quien tomó la pelota de volea y la coló en el arco contrario.Gol. Gol. Golazo. El Pato no lo podía creer. No pasó mucho tiempo hasta que el Pastoriza fue invitado, cordialmente en principio, a la casa del presidente del club.  La charla pudo ser algo así:

-Pato, ¿qué pasó ?Espero me convenzas.Tengo muchos problemas por este resultado- aseveró el presidente del club, rodeado de sus custodios.

Y el Pato era un muerto que hablaba. Se veía en un cajón lleno de flores enviadas por amigos argentinos. Hasta que el presidente, como quien necesita fuerza porque va a tomar alguna decisión importante, pidió- por ejemplo- un whisky doble. La cosa había salido mal, pero El Pato, después de todo, había demostrado lealtad. Algo le dijo a Pastoriza que salvaba el pellejo.

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LA GUITA, REVISITED

Terminado el contrato, el Pato se volvió a Buenos Aires. Quería olvidar el suceso. Vendió su casa y asumió el importe de la venta como parte de sus remuneraciones.Ya en su país fue contratado por el club de sus amores, Independiente de Avellaneda. Y, por cierto, olvidó. Cuando el pasado ya era no más que una estela lejana, en plena práctica con su nuevo- viejo equipo y al mirar a la tribuna vacía, notó la presencia de dos hombres. Iban vestidos de blanco hasta los zapatos. Un escalofrío recorrió su espalda y rápidamente su pensamiento armó la frase que le revelaba la identidad de tanto blanco: dos  sicarios colombianos. Le comentó su temor a su ayudante de campo y los dos se acercaron al alambre que separaba el campo de juego de la tribuna. Al instante, escuchó a uno de los muchachos que lo llamaba. Seguro le dijo algo así:

-Pato, Pato, ven un minuto.- Una  voz semejante a esta debió de creer que escuchaba Pastoriza.

El tiempo circuló sin transcursos. Lo siguiente fueron un abrazo y estas posibles palabras:

  • Te fuiste de Colombia y te olvidaste de devolver los cien mil que te prestó el jefe. Y, bueno, él nos envió para recuperar el dinero.

Era absurdo apelar a cualquier respuesta. ¿Qué podía decir?: “Con el apuro del viaje, me olvidé”. “Esperame un minuto que te lo traigo” No. Tenía que conseguir el dinero para el otro día. Había tiempo hasta mediodía. Su ayudante de campo  se puso a buscar donaciones de jugadores para llegar a la cifra requerida. Solidariamente, cinco  miembros del mundo- fútbol los sacaron del apuro.

A las 11 de la mañana, Pastoriza se dirigió rápidamente al hotel citado .Al llegar a la habitación, entregó el maletín. Los sicarios debieron abrirlo- y como cuentan todas las películas- debieron tirar el dinero sobre la cama, para contarlo. Después, unos de los mafiosos abrazó al Pato.

-Suerte que hiciste esto Pato- debió rematar.

El Pato llegó al lobby del hotel y se desmayó.


LA SOSPECHA FINAL

Todos los hombres son múltiples. Por alguna estrategia de los “formadores  de famosos”,PEPE1 solemos conocer la parte más brillante de  la carrera de los ídolos. La vida personal de cada quien no tiene por qué corresponder con la necesidad de los fans de idealizar a su gente. Ahora, esto que acabo de contar no se vincula con la vida personal, sino con la estafa a un montón de socios, a un plantel de jugadores que fueron forzados a perder, sólo por un arreglo de capos entre bambalinas. La cosa no debió haber sido sencilla para Pastoriza. Tal vez se quedó pensando: a esos sicarios, ¿los había mandado el jefe o habían venido por las suyas? Uno no puede ser tan ingenuo de pensar que se lleva 100.000 dólares como parte de su sueldo, sin haber confirmado que le corresponden y pensar que, con jefes narcos, la cosa va a pasar sin pena ni gloria. El lado B acecha detrás de toda tranza.

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