El cuerpo: Entrevista a “Arbolito”

Entrevista: Nora Lomberg; Eugenia Cassetta Buenanueva, Estela
Colángelo, Isabel D´Amico,  Gabriela Stoppelman y la presencia de la
pequeña Cata Lada.
Fotos: Eugenia Cassetta Buenanueva.
Edición: Gabriela Stoppelman

Esa mañana, me dio por mirar al cielo de raíces. Y fue de no creer lo rápido que hicimos familia. En seguida se embicharon las nubes y quedaron al ras de nuestros pasos. Éramos tan pequeños por entonces, que podíamos escurrirnos entre el apuro de los gigantes, aterrados por el derrumbe de las alturas. Incapaces de soportar el desorden de las jerarquías, los grandotes corrieron a desempolvar viejos cuadernos. Aliados con nosotros- los bichitos de superficie- las viejas hojas callaron, clausuraron el texto y la melodía, a la espera de un tañido minúsculo, de un brote capaz de resonar en los orígenes y en los horizontes. Mientras tanto,  avanzábamos. A veces debíamos detenernos a ocuparnos de los caídos, de los muertitos en plena lucha, de los cuerpos cansados de girar y girar, sin nunca comprender del todo la silueta del círculo. Sin embargo, el modo en que la luz graduaba el día y la noche entre nuestras patitas y la forma de constelarse nuestras torpezas de baldosa con el  titilar de las estrellas nos alentaban a insistir en el camino. El pasado era un aguijón sin pausa y el futuro un aletear sin suelo. Así que nos colgamos de la memoria y le dimos vuelta la aguja hacia el deseo. Y después nos montamos al deseo y le retorcimos las rigideces hasta obligarlo a una superficie, a medida de nuestra forma. Los encajes fueron imperfectos. Y ya no éramos tan pequeños.  A puro caminar, el brote se había vuelto yuyo, arbusto, otra altura. Envejecimos entre el bicherío. Nuestros hijos y nuestros nietos se entremezclaron otra vez con los gigantes. Ellos, como era de esperarse, volvieron a subir el cielo al nivel de sus intereses. Pero nunca pudieron sonsacarle ni un acorde a la lealtad del viejo cuaderno. Sólo cuando las generaciones se empeñaron hasta alcanzar ser Arbolito, las veteranas páginas dejaron entrever una frase a media asta, un sonido a contramano. Y entonces descubrimos que era posible escribir lo que faltaba, que el nuestro era el camino emparentado con las tormentas entre las medias, con los dioses en los bolsillos. Éramos tan pequeños cuando estábamos solos. Y, a pesar de los dueños del cielo, mirá que grande que suena:


PICADOS POR EL BICHITO DEL CAMINO

                                    “Visible, invisible/el carretero en el horizonte
entre los brazos del camino llama/contesta a la voz de las islas.”
“Visible, invisible”, Salvatore Quasimodo

Nosotros  hicimos una lectura de las letras de la banda y una de las figuras que más se repite es la de los caminantes: ¿Que caminos no volverían a recorrer y cuales les faltan por andar?

Agustín Ronconi: Caminar es una metáfora de lo que hicimos, todo autogestivamente. Arrancamos tocando a la gorra. Me viene la imagen de quien camina la calle y, después de 21 años y de todas las situaciones pasadas en el país, aún camina. Esos somos nosotros. Por momentos, nos subimos a una combi o a un avión. Por otros, aparece un sello discográfico. Por épocas, podemos estar solos, pero siempre vamos.

Joan Miró. "Diálogo de insectos"-
Joan Miró. “Diálogo de insectos”-

¿Hay un lugar por donde no volverían a caminar

R.: Con el diario del lunes te das cuenta qué otras decisiones hubieran sido más efectivas, pero siempre, errados o no, decidimos con el corazón.

¿Qué sería  para una banda como “Arbolito” ser más efectivo?

Diego Fariza: Y, desde el punto de vista comercial,  crecer más y llegar a otros lugares que nos costaron siempre.  Buenas o malas, las elecciones se consensuan.

A esta altura de la banda, ¿hay conflicto entre lo comercial y la decisión del corazón?

Ezequiel Jusid: El conflicto es que, con todo el recorrido hecho, con la llegada que tenemos y con lo que significa Arbolito, podríamos haber sacado otro provecho, marketineramente, para tocar mejor, alcanzar a más gente, viajar más, hacer mejores giras. Como banda profesional, eso tal vez nos permitiría estar en otro lugar. Por momentos nos vemos en situaciones muy parecidas a los comienzos. Subimos al auto y vamos por dos mangos a muchos lugares. De tanto en tanto, sentimos que no nos merecemos eso.

¿La problemática está en la aceptación del lugar que les dan? Porque, de alguna manera, eso los hace diferentes.

E.J: Es parte de nuestra esencia, es lo que somos. Pero no es fácil. Una cosa es a los 20 y otra es a los 40 ypico. La energía también la tenés que regular para tus hijos, para tu familia. Lo vemos con bandas contemporáneas a nosotros, amigos que, cuando nosotros decidimos estar en las marchas, en los piquetes, en las escuelas, en las cárceles, agarrar una chata e ir a los pueblos y a las plazas, ellos por ahí iban a Europa una vez por año. Bueno, ellos se armaron un camino distinto al nuestro. Y una vez por año se hacen una girita por Alemania, España. Eso, económica y artísticamente, te da cierto alivio.

D.F.: Y te da la posibilidad conocer, está en el instinto viajar y conocer. Ninguno de nosotros podría viajar a  otro país si no fuera a través de la banda. Ahí sí la música es un medio para  conectar. En los países a los que fuimos, que no son muchos, se siente una sensación muy loca el poder tocar tu música  y que se copen y la acepten personas que viven en otras partes.

http://https://youtu.be/RrHY-xE2Yos

 

AGUIJONES PENDIENTES

                                               “Yo hijo de labores incompletas y regiones extrañas/hijo de sementeras errantes y de matrices ansiosas/hijo de corrientes de uñas hambrientas/hijo de hembra fosforescente/no quiero morir bajo mi piel/bajo mi voz/para vociferar en la sombra tras esos ventanales inmensos/y empañados/donde apoyan la frente criaturas de muralla y de lluvia…”
 “Luz de patíbulo”, Enrique Molina

Ya que hablamos de ir a otros países hay todo un debate, que surgió con otras bandas que hemos entrevistado, sobre qué es lo propio en la música. La música de ustedes  mezcla lo urbano y lo extra urbano. Un honor que tengan influencias de Jethro Tull. Pero no es música nacida acá. ¿Cómo lo siente?

Zdzisław Beksiński
Zdzisław BeksińskiJ: Lo nacional siempre tuvo influencias de algo en su momento.

Sí, claro. Me refería más a las elecciones que ustedes hacen que a cómo las cosas son. La radio y las disquerías ofrecen un stock con que nos formamos de jóvenes. Hay otras músicas que hay que ir a buscar, no vienen. ¿Cómo sucedió entre ustedes y el encuentro con las músicas de pueblos originarios?

R.: Lo fuimos a buscar, hay historias personales, familiares, cosas que a cada uno de nosotros nos marcaron de una determinada manera y todos esos caminos se fueron encontrando y tejiendo. El amor por el sonido de la música andina, el significado de la raíz originaria, latino americanista, lo político, lo social, la lucha, la revolución, la diversidad tímbrica, rítmica y musical es infinita. Se hizo un entramado muy rico.

¿Son de buscar, aún ahora, música y  palabras nuevas, literaturas, sonidos?

A.R.: A mí me cuesta un poco, estoy invadido por los tiempos y los espacios de los niños, de la casa, estoy en una etapa en la que me cuesta descubrir cosas nuevas, siempre estoy tratando de que algún otro tire una línea.

J.: A todos nos sucede, de una u otra manera: la música que nos pegó y nos transformó la vida en una etapa es la que vas a escuchar cuando tengas un rato libre. Si tengo un tiempito, agarro un disco de “Invisible” o  de “Pink Floyd”.

Me refiero en términos compositivos, ir a buscar otras cosas…

A.R.: Eso se da de manera individual, de acuerdo a lo que le pasa a cada uno. Descubrimos a través de la música y queremos realizarnos en la música. Siempre tuve la sensación de que nunca voy a dejar de estudiar o aprender cosas nuevas.

Elena Prada. "Viaje a Surinam".
Elena Prada. “Viaje a Surinam”.

¿Y con las palabras?

A.R.: Me gusta mucho la historia,  los ensayos políticos, las novelas. Soy medio tronco para la poesía y en eso hay como cuentas pendientes. Me gustaría tener herramientas para meterme en el mundo de las palabras.

BICHITO ESCONDIDO EN VIEJOS CUADERNOS

                                                “Tuve que convenir en que no había pensado un solo instante en lo que hacía. “No leía más que para ser interrumpido”, confesé, y sentí de pronto calor y hojeé el libro hacia atrás para encontrar la página del título. Sólo entonces supe qué libro era.”
Los cuadernos de Malte Laurids Brigge”, Rainer Maria Rilke

 ¿Hay una búsqueda en la lectura para componer las letras?, ¿cómo se encuentran con las palabras?

Vladimir Kush
Vladimir Kush

J: En algunas canciones hay claras referencias a libros leídos. De hecho, el nombre Arbolito viene por haber leído a Osvaldo Bayer. Gelman también aparece un par de veces.

R: Cosas guardadas en la cabeza de haberlas leído hace bastante o lecturas nuevas que se te cruzan, de vez en cuando, te despiertan sensaciones para escribir algo. Eso está bueno. La literatura tiene eso, de golpe, alguien escribe algo que vos sentís o pensás, con una claridad que nunca imaginaste posible. Y eso dispara tu propia escritura.

 

 

¿Cartonean palabras al paso?

A.R.: Sí, claro

¿Y sonidos?

A.R: Y sonidos también.

Leímos por ahí que a veces te aparece alguna melodía y después queda en pausa por un tiempo. Digamos: madura y  luego vuelve. Recién ahí está el tema.

R.: Sí, melodías me surgen montones, por ahí no se transforman en canciones y quedan. Pero me sucede también con las palabras Quizás, en medio del desorden, encuentro en cuadernos viejos tres o cuatro cosas y me agarra una emoción y continúo escribiendo. Hay algunas canciones que surgieron así. Tal vez, una frasecita de cuatro o cinco años atrás, nacida en algún otro contexto, vuelve. Con la escritura de letras no tengo continuidad, no me lo propongo. Cuando pinta, pinta.

¿Y cómo se da el encuentro entre la música de las palabras y la música música?

R.: En mi caso veo cualquier cosa escrita y ya la asocio a una melodía.

Enseguida los haces parientes…

J.: A mí me pasa parecido, no soy metódico ni para escribir, ni para componer música. Pero, por ahí, sin proponérmelo, me encuentro tocando la guitarra y cantando algo nuevo.

¿En general esta primero la música y después la letra, o al revés?

A.R.: Nace todo junto, ya la letra viene con una melodía.

Chris Brand and Evan
Chris Brand and Evan

¿Hablan entre ustedes sobre el proceso de composición?

F.: Tal vez, los compositores traen una idea, a veces más acabada, otras veces menos, y eso se charla. Cuando presentamos un nuevo material, lo presenta Arbolito y decidimos entre  los cinco dónde  vamos a tocar, dónde no, cómo lo vamos a presentar.

A.R: En muy pocos casos decidimos por votación, generalmente, es todo por consenso.  

D.F: Y si votamos alguna vez, no es una votación seria.

BICHO QUE VIBRA NO SE CONFLICTÚA

                                                Me acaricio el instinto/y lo largo/junto a los otros perros. /Me duelo, /pruebo la muerte/con la punta del miedo.”
“Búsqueda”, Susana Thenon.

A medida que  leímos encontramos letras de distintos tipos, algunas  más teatrales, otras más narrativas, otras más poéticas.

A.R.: Las teatrales me dan curiosidad, me sorprenden

Por ejemplo, en “La chacarera de las cloacas”: “pasa familia completa con un carro de dos  ruedas/ya no buscan ilusiones solo papel y madera, en la chacarera de las cloacas.” Y las narrativas  cuentan un suceso después de otra. En “Chacarera del Expediente”: “El comisario ladino/que oficia de diligente/lo hace confesar a palos/al preso y a sus parientes.” Y las poéticas, donde predomina la imagen:”Color a Tierra”:“ojitos negros con su guagüita/Las mismas pisadas, las mismas pisadas.” Allí es la imagen misma la que cuenta. ¿Esto es intuitivo o reflexionado?

A.R.: Es intuitivo.

Bueno, intuitivo. Pero recién decían que vuelven las lecturas, la formación, los textos de la vida…

A.R.: No me pasa mucho  decir que voy a escribir sobre esto o aquello.

Arbolito. Fotografía:  Eugenia Cassetta Buenanueva.
Arbolito. Fotografía: Eugenia Cassetta Buenanueva.

Y con respecto a las temáticas sociales, en los casos donde hay historias, un posicionamiento político claro. ¿Cuál sería para ustedes la diferencia entre un discurso explícito y un discurso panfletario?

A.R.: Lo panfletario lo veo como muy explícitamente partidario, una bajada de línea dura. La línea política nuestra creo que es bastante clara. Hay colores, se pintan abanico. Cuando escucho una canción tipo panfleto, no me emociona, no  me gusta.  Pero, no sé, si un tema mío suena a panfleto, bueno, uno escribe lo que siente y lo vibra con la gente que piensa parecido.  No  vivo como un conflicto que alguien opine de un tema mío que es panfletario.

A.F.: Creo que lo panfletario es algo pensado para convencer a alguien, no para que pienses. No es que queremos ponerle una idea a nadie en la cabeza.

A.R.: Pero, en algunos casos,  al sentar una posición clara, puede haber canciones con una bajada más explícita.

EN BUSCA DEL BICHITO PERDIDO

                                            
“Un niño y un cuchillo, enamorados carne y hierro, buscan en el alma la selva que los salve.”
“Casa de silencio”, Miguel Ángel Bustos

Dibujos sobre hojas secas.
Dibujos sobre hojas secas.

Vos hablaste recién  de la lectura de poesía como una deuda. ¿Qué es lo poético para ustedes?

A.R: lo poético no tiene que ser una poesía, algo que te despierta imágenes. Hay libros de narrativa que son poéticos. Si te despierta imágenes, es poético.

Pero por ejemplo, un libro nazi despierta imágenes, aunque horribles. Leímos  “El Bichito”  como una canción que parece muy simple, sin embargo, es una gran metáfora.  ¿Cómo buscar un bichito en la situación actual?

E.J.: Habrá que buscar al hijo o al nieto de ese bichito.

Vos decís que es irremediable que aparezca, pero a veces tardan mucho y hay mucho daño en el medio.

A.R: Sin duda. Pero, bueno, es la esperanza misma.

¿Será la esperanza o provocarla? Porque imagínate si nos sentamos a esperar que venga el bichito.

A.R: En lo que uno hace, trata de provocar algo, por ahí organizadamente o desorganizadamente. Cómo va a ser el próximo bichito nadie lo sabe.

E.J: Justamente, “El bichito” no nació de sentarse a esperarlo,  llegó en los años en los que todos salimos a la calle a encontrarlo y a fabricarlo.

A.R: La historia te dice que siempre alguien, una persona de carne y hueso, termina  por liderar y conducir a esas picaduras de bichitos. Los seres humanos, las sociedades, nos manejamos así. Nos va a sorprender y va a ser de manera distinta a otras en diferente tiempos y momentos. Mientras tanto, uno  trata de regar o de darle de comer a ese bichito, a ese fueguito.

Pensaba que ustedes son una banda, son un bichito que pica y provoca. Yo vi a Hebe de Bonafini decir Pará la mano, Macri y eso lo tengo unido con el tema “Pará la mano”. ¿Qué significa lograr un hit como ese?

http://https://youtu.be/d0T97GB2PKw
A.R: Primero, una gran alegría y un gran desahogo. Poder grabar y decir eso en el momento justo y después compartirlo con todos lo que sentían la necesidad de salir y gritarlo, te pone en un lugar muy difícil de explicar en palabras. Es muy emocionante y enraiza con en el lugar en el que uno decide estar. Y, también, te llena de responsabilidad: la de, estar, la de acompañar en cada situación en la que uno considere que haya que estar.

Y ahí está el cuerpo, poner el cuerpo…

A.R.: Por momentos siento que nos excede enormemente, hemos estado en Plazas de Mayo desbordadas. Cantamos y escuchamos vibrar a tantos con ese tema. Es demasiado fuerte.

E.J.: O en un pueblito de Santa Fe, de dos mil habitantes, donde estaban como locos cantando la canción.

Bailarines. "El árbol de la vida".
Bailarines. “El árbol de la vida”.

¿Qué es lo singular de la experiencia física en la fiesta que genera Arbolito? Arbolito es muy de bailar, muy de los cuerpos moviéndose, no todas las bandas generan eso.

A.R.: Es parte de Arbolito, cuando la gente no baila, o vamos a un pueblo donde son muy tranquilones y no pasa nada, nosotros podemos quedar contentos porque cerramos bien o porque a la gente le gustó, pero no pasó, no sucedió lo que uno espera, la fiesta.

E.J.: También podemos tocar mal y abajo estar todos bailando. Eso pasa seguido

(risas)
 

LA ERA DEL HIELO, REVISITED

 

                                               “desde los soles que me/hieren porque soy más de las lunas ay vidalita desde la sexta que está en un hilo desde esta vihuelada que/en el final es bermellón ay vidalita desde la codicia/ del chupasangre desde el santiamén del olvido desde la sombra caudalosa desde no sé que escalofrío y en/ el disturbio de los ojos/ ay vidalita”
“Esta caja amarilla”, Bustriazo Ortiz


¿Cómo es el encuentro con las lenguas originarias?

A.R.: En el folklore hay mucho uso de esos términos. En los santiagueños, en las chacareras, aparece el quechua, pero para ellos es nativo. Nosotros, creo que solo lo hemos usado en “Baila, baila”. Fue a sabiendas de que es un ritmo que les pertenece a ellos: el Tinku, música originaria boliviana. Ese tema habla de una energía vinculada a la resistencia. La canción nació en castellano, pero nos pareció como un agradecimiento- una devolución- cantarla en su lengua. La otra es “niña mapuche”, ahí está la voz Moira.

 “Este Abrazo” es otro tema donde aparece otra voz, por lo menos en el video, la voz de Néstor.

A.R.: La canción es un homenaje a Néstor pero, en su figura, se simboliza la unión latinoamericana, los sueños que van desde San Martín al Che, pasando por todos los líderes revolucionarios y todos los que pusieron su vida en función de una unión latinoamericana. Esa canción la escribí yo y siento que es la búsqueda de la unión latinoamericana que Néstor llevó adelante a su modo. Es también un homenaje a Chávez y a todos los presidentes latinoamericanos de ese momento y a quienes fuimos movilizados por ellos. Néstor prendió la mecha de esa canción. En contraposición, hoy vivimos una situación como de hielo, violenta. Parece que se hubiera acabado todo, pero mirás un poquito para atrás y lo que nos pasó en la última década, hace 20 años atrás jamás hubiéramos imaginado que sería posible. La canción dice un poco eso.

El Anartista
El Anartista

Los entrevistamos en el 2000, otro año de hielo, dejamos pasar los años buenos, y volvemos en otra era de hielo. ¿Cómo es que naturalizamos los ciclos? ¿Por qué aguantamos?

E.J: Es una pregunta que nos venimos haciendo. Nos pasa también con cosas concretas y sencillas, no hay suficiente reacción.

¿Porque la democracia es así y toda la extorsión del mejor sistema que encontramos y demás?

A.R.: Yo considero que la democracia es una trampa, no la finalidad de la democracia, sus chicanas. Por ejemplo, no está mal que un presidente sea reelecto si la gente lo quiere. A veces pienso en Fidel, para mí Fidel es uno de los líderes sociales más grosos de la humanidad, excede todo. Y la democracia también tiene trampas internas, abusos del poder, concentración de los medios.

Da un poco de miedo cuestionar así la democracia, ¿no? Nosotros entrevistamos a Juan Leyrado y a Raúl Rizzo, por  “Un enemigo del pueblo”. En un momento de la obra, el texto dice: “la democracia es el opio de los pueblos”. Y los espectadores se miraban entre sí preguntándose adónde vine,  hasta acá estaba todo bien…

A.R: Por otro lado, está la dictadura y todo el recuerdo.

Eso si el pensamiento es así binario, de un lado esto y del otro lado, lo otro. Y no hay más alternativa.

A.R: Claro, no nos permitimos pensar en otras categorías de organización social.

Es tremendo eso.

J: Ellos, los que nos manejan la pensaron y ya la tienen organizada de una manera que a les sirve.

Bueno, pero nosotros podemos pensar otra.

E.J.: Sí, pero después hay que lograr que otros piensen como queremos pensar.

 

EXCEDIDOS EN SEIS PESOS

                                               “Hay dos peces jóvenes nadando y sucede que se encuentran con un pez más viejo que viene en sentido contrario y que les saluda con la cabeza y dice: ‘Buenos días, chicos, ¿cómo está el agua?’. Y los dos peces jóvenes nadan un poco más y entonces uno de ellos se vuelve hacia el otro y pregunta: ‘¿Qué demonios es eso del agua?”
David Foster Wallace

Pensaba en la canción “Volver”, ¿a dónde es volver?

http://https://youtu.be/x1RiqvlqMrM


E.J.
: La canción habla, concretamente, de un amigo, de una situación de desarraigo. Él es parte de la banda. Vive en el sur. Tiene su familia allá y, en un momento, tuvo que venir acá por problemas familiares. Estuvo con nosotros un año y sólo quería volver a sus montañas, a sus lagos y a sus hijos. De ahí salió la idea de la canción. Pero cada uno puede interpretarla  de manera diferente.

Dado que este número tiene como tema al cuerpo, pensamos en preguntarles acerca del modo en que se presentan las bandas. En una época, cada banda tenía su look, incluso no tener look era un look : “No me importa lo que me pongo, cada uno se pone lo que quiere”, ¿se visten desprolijos premeditamente? 

A.R.: Me quedó resonando esa pregunta porque es buena la imagen, el interrogante que genera. Esa impronta de ir por la calle y alguien y te dice “ah sí, tenés pinta de músico”.

Podrías ser un vendedor de sahumerios…

A.R.: Claro, pero se da hasta con el artesano o con un carpintero. Yo me identifico con el laburante mas artesano, podés andar “desprolijo”, con una impronta de informalidad, de poder estar cómodo, como en tu casa. Después hay gente que se “lookea”, se produce más a nivel artístico, escenográfico, mas de show, y no está mal tampoco.

E.J.: Nosotros, look no tenemos.

A.R: Nuestro look es lo que somos.

Arbolito y Cata Lada. Fotografía: Eugenia Cassetta Buenanueva.
Arbolito y Cata Lada. Fotografía: Eugenia Cassetta Buenanueva.

Muchas bandas se  disfrazan de “vamos a tocar”.

A.R.: No tenemos un personaje. No hay un personaje.

Hay una frase de Spinoza que para nosotros fue central en toda esta reflexión alrededor del cuerpo : “Nadie sabe lo que un cuerpo puede”. En relación a lo que a ustedes les pasa en el escenario, o, en la experiencia con la gente, con los cuerpos de la gente, ¿qué piensan?

E.J: Me hace acordar a cuando vamos a tocar. El otro día fuimos a Córdoba. Salimos a las ocho de la mañana de acá, en un auto. Cinco, en un auto. Uno manejaba. Llegamos a Córdoba en ocho horas. Probamos sonido, y salimos a tocar a las tres de la mañana. La gente pagó su entrada para ver a la banda que vino de Buenos Aires. ¿Se imaginan nuestros cuerpos cómo estaban? Nos sorprende a nosotros mismos la energía que sacamos.

A.R.: Creo que se provoca también un ida y vuelta. No es uno. Los cuerpos del público nos energizan. De hecho, cuando del otro lado no está esa situación, a medida que va avanzando el show, en vez de ir levantando, la energía se va apagando. .

E.J.: Es real, esa energía es real. Viene, se siente y pega fuerte. Y sucede cuando la gente está conectada entre sí y con nosotros…

Eso es en la buena. Y en la mala, digamos. ¿cómo se llevan con la envidia, con la crítica? Seguramente alguien va a decir “Esta banda que empezó desde abajo hizo un Konex o un Luna Park”…

A.R.: Sí, hemos encontrado tantas cosas… Está bueno que nos identifiquen porque algo estás generando.

E.J.: La envidia es algo feo. Si alguien nos envidia a nosotros por lo que hacemos…

A.R.: Hay “sana” envidia también.

 ¿Sí? ¿Cómo?

A.R.: Situaciones de envidiar pero bien. Con admiración.

Eso sería admirar, casi lo contrario de envidiar

A.R.: Claro. Por ahí está mal usada la palabra envidia.

Yo nunca vi una envidia buena. Pero puede ser…

E.J.: ¡Que se joda quien nos envidia! Nunca hicimos nada con la intención de molestar a alguien.

Arbolito
Arbolito

¿Nunca soñaron con vivir de esto?

E.J.: Sí, eso sí, pero la crítica es otra cosa. Crítica tuvimos desde el primer día. Eso significa que estás haciendo algo. A quien no hace nada, no lo critican. A veces alguien que no te conoce nada, desde una computadora, te dice cosas terribles. Hay una anécdota que nos acordamos. Nosotros tocábamos en el Parque Lezama todos los domingos, en el teatro Arlequines, en San Telmo. Ahí presentamos “La arveja esperanza”. La entrada estaba seis pesos. Cuando nos fuimos a la camioneta, encontramos un papelito en el parabrisas que decía, “Seis pesos excede lo que se puede pagar. Las letras no condicen con los hechos”. Un desocupado no podía pagar eso.

TRACCIÓN A LLAMA

                                   “En la madera que se resuelve en chispa y llamarada/luego en silencio y humo que se pierde/miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida/Y te preguntas si habrá dado calor/si conoció alguna de las formas del fuego/si llegó a arder e iluminar con su llama”
“El Fuego”, José Emilio Pacheco


Vuelvo a la pregunta del comienzo. ¿Qué camino les queda por andar?

A.R.: Esperemos que nos queden…

Eso seguro, es inevitable, aunque sea para atrás. Me refiero a los deseables, ustedes han tenido un gran crecimiento últimamente, y eso debe implicar, imagino, parar la pelota, pensar, ver para dónde seguir…

A.R.: Todo el tiempo estamos pensando eso. Atrás de nosotros cinco, hay gente que está trabajando, que depende de lo que uno hace, decide, hay que reestructurar, considerar que se acercan las fechas para tocar, que se viene el disco.

Zdzisław Beksiński
Zdzisław Beksiński

En realidad, me refería a lo artístico. Uno le pregunta a un escritor y te dice; bueno, escribí un libro de cuentos, ahora me gustaría probar una obra de teatro o una crónica periodística.

A.R.: Nosotros hicimos algunas notas el año pasado, y un periodista  nos decía: “¿Cuándo van a hacer una obra conceptual?”. No por hacer un tema que dure cuarenta y cinco minutos, sino un disco que posea una temática específica, que tenga una estética musical determinada. Cada disco es como una paleta de colores y temáticas y siempre nos hemos manejado así. Nunca armamos un disco pensando que vamos a tratar determinada cosa. Juntamos las canciones que tenemos ganas de cantar en determinado momento.

¿Y no tienen miedo de repetirse?

A.R.: ¡Nos repetimos un montón!

No, pero digo hasta el infinito.

A.R.: Y puede ser. Buscar que haya canciones más sociales, algunas más introspectivas, algunas de amor, que aparezca alguna chacarera. Bueno, eso está más ligado a la estética. Siempre decimos que nos gustaría aprender una estética de sonoridad distinta, con un poco de electrónica. No entendemos nada de todo eso. Somos súper artesanales.

E.J.: ¡Tracción a sangre!! Creo que deseamos que no se apague la magia de tocar, de pasarla bien, de disfrutar estos veintiún años de tocar casi todos los fines de semana en lugares totalmente distintos. Cada vez que subimos a un escenario, estamos ahí, con pilas, pasándola bien.

¿No los cansa el vivo?

E.J.: No, cuando estamos dos o tres semanas sin tocar, sentimos que algo nos falta.

Al contrario, si no se da, les genera abstinencia…

 E.J.- Queremos que no se apague la llama, que podamos seguir contando las historias a través de nuestras canciones. A muchos grupos les pasa. Llegan hasta un punto y luego se repiten, pierden la magia. Ojalá que nunca nos pase.

 

BICHITO LECTOR RENUEVA BIBLIOTECA

 

                        Lea los poemas que le gusten. No le preocupe el que sean “importantes” o perdurables. Después de todo, ¿qué importa lo que la poesía es? Si quiere una definición de poesía, diga: “Poesía es lo que me hace reír o llorar o bostezar, lo que hace vibrar las uñas de mis pies, lo que me hace desear hacer esto, aquello o nada” y conténtese con eso. Lo que importa con respecto a la poesía es el placer que proporciona, por trágico que sea. Lo que importa es el movimiento eterno que está detrás de ella, la vasta corriente subterránea de dolor, locura, pretensión, exaltación o ignorancia por modesta que sea la intención del poema.”
Dylan Thomas

 

A.R.: Me surge ahora una pregunta en relación a esto. Si uno acompaña los tiempos o propone. Uno ve la discografía de Arbolito a lo largo de veintiún años y está todo lo que ha pasado. Nos dimos cuenta, también, cuando salió el libro. Estaba toda nuestra historia a través de las canciones, de las vivencias. ¿Y qué hacemos, entonces, con Arbolito? Hacemos algo para cambiar un poco la historia. Pienso que a cada uno de nosotros algo le debe pasar. Nos gusta pinchar un poco ahí.

E.J.: Somos provocadores, siempre nos gustó molestar, decimos malas palabras en las canciones…Creo que el arte tiene que mucho que ver con eso. Si no movilizas…

Elena Prada. "Apilaciones".
Elena Prada. “Apilaciones”.

Por eso pensaba en la búsqueda de nuevos recursos, de nuevas palabras, de estas cosas.

E.J: ¿Querés que leamos?

Sí. Si les gusta…. Ustedes escriben. No imagino cómo escribir sin leer.

A.R: Bueno, tiranos algunos autores…

 

Considero que las letras son un género aparte. Yo no le exijo a una letra que sea un poema. Es una letra y acompaña a la música. Hay una potencia poética en muchas letras que, acompañadas por dos o tres libritos,  remontarían aun más vuelo

J: ¿Cuáles libritos?

Eso después lo hablamos. Miguel Ángel Bustos, Bustriazo Ortiz. Buscar y probarse lo poetas, como la ropa, a ver si les sientan.

  CON EL CIELO ENTRE LOS PIES

 

                                   Tomá el hilo y extendelo. Colocá en uno de sus extremos a una madre junto a unas agujas. Distribuí cuatro paredes y formá una habitación con un amplio ventanal que dé a un patio con plantas y una parra. ¿Es la tarde? ¿Ya anochece y es otoño? Desplegá con tu mano el color del cielo, de las cosas y de la luz. Cuidá esos detalles. La madre comenzará a tejer. Soltá el hilo a medida que lo demande. Aprovechá ese momento porque la hebra es extremadamente corta, apenas unos centímetros. Cuando ya no sientas en la yema de tus dedos el cosquilleo de la lana que va corriendo, cerrá los ojos por un momento hasta que todo haya desaparecido. Ese pulóver hubiese sido para vos.”
“Escrito con una hebra de lana marrón que encontré por ahí”, Mario Ortiz

 

Elena Prada. "Infierno".
Elena Prada. “Infierno”.

 

Es llamativo, muchas de las letras son telúricas y hay infinidad de referencias al cielo.

A.R.: Ahí siempre está eso de buscar el aire, no tanto el cielo, salir a la tierra, a la naturaleza en sí, como una necesidad básica del ser humano.

¿Ustedes se sienten trabajadores? ¿El oficio de músico se incluye en la percepción de un trabajador?

 E.J: Totalmente. Nosotros estamos todo el tiempo dándole hacia adelante, no solo con la cabeza o con lo artístico, también con el cuerpo. Estamos más grandes. Trasladar cosas de un lado a otro. Viajar. Todo eso se siente en el cuerpo. Veinte años de mover una banda.

A.R.: ¡Y no es fácil! Organizar el laburo grupal y combinarlo con el individual. No podemos decir, de lunes a viernes tomo clases de gimnasia para estar mejor, me siento a leer, a escribir. Ni en pedo. Es un laburo cansador, a veces caótico. Algo personal: Mi nena, la mayor, comenzó la secundaria. Tenemos que correr de un lado a otro. Cómo me gustaría tener un laburo de ocho horas para poder descansar. Es por eso que el lugar de “trabajador” no es tan convencional.

En el imaginario de la gente ustedes se levantan al mediodía y trabajan los fines de semana.

E.J: Y leemos…

No, eso no está en el imaginario de la gente. De todos modos, cuando hablo de leer no solo me refiero a libros. De un grafiti de la pared, gente que pasa al vuelo, de algo que se lee en un menú. . Es casi imposible no leer durante el día.

 VIEJA, PONÉ LOS FIDEOS, HOY COMEMOS SANO

“Voy a contarles lo que había/entonces en Ramos Mejía. / Había olor a tía, /veredas de ladrillo con pastito/y, tras la celosía, /un viejo organillero con monito. /Y había por los caminos/muchísimos fideos finos. /Había un cielo entero/por donde navegaban las hamacas/y leche que el lechero/traía, no en botella sino en vaca.”
 “Fideos finos”, María Elena Walsh

Referido al cuerpo, supongo que hay cierto cuidado en el orden individual, no como banda ¿Tienen una mirada sobre eso?

A.F.: Admiro mucho a los músicos “grosos” que fueron reventados en su vida, y ahora, veteranos, cantan mejor que antes. Muy profesionales. También hay determinadas situaciones que se vinculan con el marketing. Ahí es donde te come el personaje. Grandes músicos a los que se los termina comiendo el personaje.

Hubo una época en que banda era “reviente”, la vamos a gastar toda. Como si hubieran sido almas desgajadas del cuerpo, al que se le podía hacer cualquier cosa. Y hoy parece que fuera al revés, por lo menos en el imaginario.

A.R.: Hay que cuidarse, pero no al extremo, como una monja inmaculada. Hay que vivir la vida de la mejor forma que se pueda.

J: Nos pasa en las giras, tratamos de comer sano. Para apartarnos de la pizza todo el tiempo, por ejemplo, nos hacemos unos fideítos.

Pensaba: es bastante curioso que movimientos como el rock, que tanto reivindicaron la libertad del cuerpo, tanto también, lo llevaron hacia el extremo, en un punto sin cuidarlo. Insisto: hoy día,  la “sano” es ser vegano.

Zdzisław Beksiński
Zdzisław Beksiński

A.R: Hay  una trampa ahí. Eso está pensado desde el poder. Uno ve documentales de bandas o músicos y aparece la apología constante. Esa es una manera de control social. Estar sano, es estarlo de mente y de cuerpo, para que no te controlen. Llevar una vida libre.

E.J.: A mí me molesta mucho cuando veo bandas de rock nacionales, cuyos integrantes son adultos y le cantan abiertamente a la “falopa” frente a chicos de catorce o quince años, abajo, en el público.  Encima, los medios lo difunden. .

Abusos de poder. Ya que estamos con eso, ¿cómo se resignifica la elección del nombre “Arbolito” en la época del caso Maldonado, el de Rafael Nahuel, de todos estos cien mil pasos atrás que damos con respecto a  los otros?

A.R: Es algo que está latente y reaparece. Es una nueva campaña del desierto. Así de explícita. Es ganarle un poquito más de tierra al indio.

¿Quiere decir que ese odio estaba presente en muchos incluso en los buenos años? Estuve en Bariloche y el odio era terrible. Se preguntaban, ¿qué hacía Rafael Nahuel entre los mapuches?

E.J.: La lucha la venimos perdiendo hace más de quinientos años. Hay momentos históricos o batallas que se ganan y avanzamos un pasito y luego retrocedemos muchos más.

 

Arbolito y el Anartista.
Arbolito y el Anartista.
Arbolito y Cata Lada. Fotografía: Eugenia Cassetta Buenanueva.
Arbolito y Cata Lada. Fotografía: Eugenia Cassetta Buenanueva.
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