Anartista Juvenil

La sospecha: Sobre la serie “Anne with an E”.
Por Milena Penstop

MI POBRE HUERFANITA

Anne with an E es la forma en la que se presenta la protagonista ante los desconocidos de esta serie de Netflix. Al tratarse de una huérfana, quiere ser reconocida por algo singular. Presentarse así es como decir que, a pesar de tener un nombre cortito, es especial. En esta serie todo se ve ambientado en el siglo XIX, en un pueblo llamado Green Gables. Allí parece estar muy naturalizado el adoptar niños, no para que tengan una familia, sino para que ayuden con las tareas domésticas. En el caso de Marilla y Matthew,  ellos esperaban que les enviaran a un niño, pero recibieron a Ane. A parte de  la E final ella se caracteriza por ser muy apasionada, a veces incluso un poco exagerada. Para el silencioso par de hermanos, la verborragia de Anne es desconcertante. La muchacha ve poesía en todo, mientras que Marilla y Matthew son dos personas completamente prácticas. Aparte, ninguno de los dos parece haber tenido a lo largo de su vida, ni si quiera la sospecha de un instinto maternal o paternal. Ellos querían un empleado y, aunque Anne se esmera, un espíritu machista les hace preferir la fuerza de un varón para las tareas de la granja.

Y si esto de adoptar chicos para que ayuden con las tareas de la casa te parece sorprendente, no sé cómo te vas a tomar lo siguiente.

 

PRODUCTO CON DEVOLUCIÓN

Aunque a veces Marilla parece mostrar que le tiene un poco de afecto a Anne, en ningún momento se permite decirlo, ya que ella solo se aferra a su necesidad inicial, alguien para ayudar en la casa. Luego de un incidente causado por las desmesuras de Anne, Marilla le pide a su hermano que la “devuelva” como a un objeto que compraron en mal estado. Matthew a pesar de que no quería “devolver” a Anne, obedeció sin quejas a su hermana, que era la “jefa” en esa casa.

Como Anne es una chica con E, es decir, especial, está decidida a no volver al orfanato. Matthew la deja en la estación de tren y ella comienza a vagabundear hasta que encuentra uno de sus momentos poéticos en la copa de un árbol. Mientras tanto, en la casa de los hermanos Cuthbert un vacío ronda el ambiente. Algo se despertó en ellos con la breve presencia de la niña. Algo que jamás habían sospechado. Y luego de hablarlo unos minutos, Matthew sale corriendo a la estación de tren, para buscar a Anne. La fuerza poética de Anne pudo “un poco” contra todas las durezas e injusticias de la época.

CON “E” DE ESTILO

Hoy que la idea de familia se amplió y ya no existe un modelo “normal”, de mamá, papá y los nenes, una familia formada por dos hermanos y una huérfana adoptada, no parece sorprendente. Sin embargo para esa época, sí que lo era, e incluso para algunos llegaba a ser una idea horrible. Lo cierto es que Anne le cambió la vida a los viejos hermanos para quienes la crianza de Anne se volvió una manera de romper la rutina. A decir verdad, Anne rompió los hábitos de todo el pueblo, pero no como la típica heroína de Hollywood -rubia, atlética y carismática- sino con sus trenzas pelirrojas, su inteligencia exótica y su sed de conocimiento. En cualquier serie de hoy en día, Anne sería una freak. Pero no crean que le resultó fácil ser aceptada. Sus conductas tan poco usuales generaron sospechas, envidias y hasta odios. Lo interesante de la serie, es que Anne no se gana a los otros mágicamente, sino que tiene que pasar por mucho sufrimiento hasta lograrlo, como suele suceder en la vida real. Por otra parte para hacer más amistades, ella nunca acepta ser como la mayoría,  sino que insiste en que la acepten a su estilo.

CON “P” DE PAPANATAS

Si en algo se parecen Anne, Matthew y Marilla es que todos tienen cierta ingenuidad, lo que los lleva a confiar en dos inquilinos, a quienes se ven obligados a recibir en su casa, debido a las dificultades económicas que atraviesan. Los dos muchachos son dos estafadores, que dicen ser buscadores de oro, mientras se aprovechan de la ambición de fortuna, típicas de todo pueblo. Ellos pedían un adelanto del dinero con la promesa de encontrar mucho más luego de extraer el oro. La estadía de estos hombres es larga y la confianza que le dan los Cuthbert es total. Sin embargo, allí está Anne, cuyas ganas de confiar llegan hasta el límite en que su inteligencia despierta la sospecha que, rápidamente, termina por desenmascarar a los dos ladrones.

¿Algún parecido con la realidad actual? Están claras las diferencias: hoy el argumento del oro no serviría para engañar a nadie. Sin embargo, ¿cuánta gente le creyó a una banda de empresarios estafadores, que nos prometían alegría, pobreza cero, brotes verdes y terminaron por destruir muchas cosas que habían mejorado en los últimos años? A veces, como sociedad, sería bueno que se nos despertaran a tiempo las alertas de la sospecha. Mientras tanto, sigamos atentos, para no desperdiciar nuestra confianza en globos de colores.

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