La sospecha: Sobre la marcha del orgullo LGTBIQ (lesbianas, gays, trans, bisexuales, intersex y queer).
Por Florencia Paz Landeira, Adrián Landeira, Lourdes Landeira

 

SIGLADAS

 “La historia, es un lenguaje?

Tiene que ver este lenguaje con el lenguaje de la historia
o con la historia del lenguaje /
en donde balbuceó /
tiene que ver con este verso?
lenguas vivas lamiendo lenguas muertas
lenguas menguadas como medias
lenguas, luengas, fungosas:este lenguaje de la historia / cuál historia?
si no se tiene por historia la larga historia de la lengua”

“Tuyú”, Néstor Perlongher

Las letras se suceden desobedientes ante lo impronunciable y forman palabra firme, siempre capaz de albergar una consonante más que insista en hacerse oír. Lgtbq. I, se cuela una vocal para decir lo suyo. Cada una sintetiza infinitas historias de vida, de corporalidades y posiciones en el mundo, de identidades fuera de la norma, señaladas y sospechadas. Todas juntas cuentan la historia de una lucha colectiva y de formas de organización política que, desde hace décadas, cuestionan dos ejes estructurantes de opresión en nuestra sociedad: la heterosexualidad obligatoria y el binarismo de género.

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El movimiento LGTBIQ en Argentina habilitó pensar las sexualidades en su carácter dinámico, múltiple y variable, como un campo de acción política. Se lanzó a problematizar las relaciones de poder que inciden en las normas, en los vínculos, en las prácticas, en las clasificaciones y en las posibilidades de libertad y de ejercicio de derechos. El eje enfatiza la diversidad, pero también la desigualdad. Desde el final del siglo XX y hasta hoy, colectivos organizados en torno a la diversidad sexual y de género visibilizaron la valorización jerárquica que define a los cuerpos y a las sexualidades y marca las fronteras entre lo legítimo, lo saludable o “normal” y el resto.

La marcha tiene nombre: orgullo. Y, cada año, pone a circular consignas que exigen equidad para las sexualidades no hegemónicas, invisibilizadas y estigmatizadas. Es decir, aquellas que no se corresponden con el modelo de heterosexualidad dominante y con la estabilidad impuesta entre el sexo asignado al nacer y la identidad de género. Es justamente desde el orgullo que este movimiento ha puesto en jaque a dos de los discursos más poderosos de nuestras sociedades: el religioso y el médico. Mientras el primero se ocupó de definir a las identidades y prácticas sexuales que se desviaban de la heteronorma como pecaminosas, el segundo las clasificó patológicas. Así, se constituyeron en identidades sospechadas; una amenaza para el orden social y moral establecido.

El silencio se pronunció, hubo y hay respuesta contra el ocultamiento.

 

HISTORIADAS

“Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestarse contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres”

“Hay cadáveres”, Néstor Perlonguer

En Argentina, el hito originario es “Nuestro Mundo”, el primer grupo político homosexual de América Latina, creado el 1 de noviembre de 1968. En pleno contexto dictatorial, “Nuestro Mundo” reunió a homosexuales trabajadores y de clase media baja que, liderados por Héctor Anabitarte del Partido Comunista, trabajaban en la clandestinidad. Tres años más tarde, en agosto de 1971, a partir de relacionarse con grupos de intelectuales, dieron origen al “Frente de Liberación Homosexual (FLH)”, que se proponía combatir “el modo de opresión sexual heterosexual compulsivo y exclusivo”, en el contexto más amplio de opresión social, cultural, política y económica.Las reivindicaciones principales giraban alrededor de la derogación de los edictos policiales y de la liberación de los homosexuales detenidos en la cárcel de Devoto, por culpa de la legislación que penalizaba la homosexualidad y el “vestir ropa perteneciente al sexo contrario”. Desde su formación hasta 1976, cuando comenzó la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, el FLH publicó “Somos”, la primera revista homosexual de América Latina.images

En esos tres años de actividad, el FLH se acercó a los espacios de la izquierda peronista, con el espíritu de conformar una “ligazón entre la liberación nacional y la liberación sexual”, al decir de Néstor Perlongher, uno de sus principales referentes. La alianza resultó inestable y breve, porque la mayoría de las organizaciones políticas no estaban dispuestas a incluir las luchas de los homosexuales en sus banderas. Los protagonistas de la época recuerdan cánticos descalificantes al interior de dichas agrupaciones, como el: “No somos putos, no somos faloperos”. La negativa de la JP a la participación de homosexuales en sus líneas determinó la ruptura con esos espacios.

El golpe de Estado y la detención de Néstor Perlongher pusieron fin a las actividades de la organización. Si bien la vuelta a la democracia significó una mayor apertura para la movilización y la demanda, la persecución hacia el colectivo LGTBI continuó. De hecho, la “Comunidad Homosexual Argentina” (CHA) surgió en 1984, tras una razzia policial. En la década del 1990 que el movimiento LGTBI se expandió y comenzaron a proliferar organizaciones, ya no solo protagonizadas por varones gays, sino también por lesbianas y travestis. Fue justamente en 1992 cuando se realizó la primera Marcha del Orgullo, de la que participaron alrededor de 250 personas con máscaras y caretas por miedo a la discriminación. Ese año, la fecha elegida para realizarla fue el 28 de junio, en conmemoración de la “Revuelta de Stonewall”, resistencia posterior a una razzia policial , en el bar de ese nombre en la ciudad de Nueva York. Durante tres días, se pudo escuchar: “Estoy orgulloso de ser gay, lesbiana o travesti”. A partir de 1997, la Marcha del Orgullo se celebra el primer sábado de noviembre en conmemoración a la fundación de Nuestro Mundo.

CONSIGNADAS

“No es lo que falta, es lo que sobra, lo que no duele.
Aquello que excede la austeridad taimada de las cosas
o que desborda desdoblando la mezquindad del alma prisionera.
Mientras estamos dentro de nosotros duele el alma,
duele ese estarse sin palabras suspendido en la higuera
como un noctámbulo extraviado”

“El mal de sí”, Néstor Perlongher

Por la ruptura con lo preestablecido que propone, el movimiento es revolucionario. Y su manifestación se da tanto a través de la consigna como de la forma elegida para demandar.  El clima es de fiesta y de provocación y lo múltiple dice presente a través de las distintas estéticas en escena. La del orgullo, como tantas otras manifestaciones colectivas, también ha tenido sus contramarchas. Al interior de las organizaciones se han sucedido debates en relación a dónde poner el énfasis: si en lo más espectacular –la marcha incluye desfile, carrozas, disfraces-, si en lo más político –las banderas, los reclamos, los discursos-. Sin duda, ambas acciones son políticas y se retroalimentan. No hay modo de que cuerpos disidentes, desnudos –o casi- festejándose con orgullo entre la Plaza de Mayo y el Congreso Nacional no constituyan un acto político. Tampoco es posible que caminen solos, sin todas las consonantes y vocales entre las que se cuelan y reconocen identidades y sentires compartidos.

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En 2015 la convocatoria había alcanzado la participación de más de 200.000 personas. En este 2018, por primera vez en 27 años, se produjo una ruptura entre las agrupaciones que participan en la organización de la marcha. El motivo: desacuerdos sobre la visión acerca de la prostitución, un intenso debate que se viene dando en el feminismo y que puede resumirse en dos posturas enfrentadas: abolicionismo y reglamentarismo. El último noviembre, un nombre propio antiderechos –Macri- se inmiscuyó en las consignas que históricamente replican demandas de igualdad, respeto, educación, e inclusión y denuncian a la policía y a la iglesia.

La letra T de aquella sigla acumuladora introduce un quiebre: justamente, el grupo cuya presencia y visibilidad en las marchas parece ir decreciendo en los últimos años. Al mismo tiempo, varias localidades del conurbano bonaerense ensayan sus primeros orgullos zonales.

Cada noviembre la expresión volverá a tomar la calle. Y, contra toda sospecha, seguirá sumando cuanta disonancia quiera marchar.

LAS DEMANDAS DE CADA AÑO • 2018 – Basta de genocidio trans-travesti. No al ajuste, la violencia y la discriminación. Macri y la Iglesia son anti-derechos. • 2017 – Basta de femicidios a travestis, transexuales y transgéneros. Basta de violencia institucional. Orgullo para defender los derechos conquistados. • 2016 – ¡Ley Antidiscriminatoria, Ya! Sigamos conquistando derechos. • 2015 – Educación en la Diversidad para crecer en Igualdad. • 2014 – ‘Por más igualdad real: Ley Antidiscriminatoria y Estado Laico. • 2013 – Educación sexual igualitaria, libre y laica. • 2012 – Educación en la Diversidad para crecer en Igualdad. • 2011 – ¡Ley de Identidad de género, ya! • 2010 – Vamos por más, Ley de Identidad de género, Ya! • 2009 – Libertad e Igualdad de Derechos – No al Código de Faltas. • 2008 – Voten nuestras leyes. • 2007 – Nuestro festejo es reclamo: Igualdad. Libertad. Diversidad. • 2006 – Somos todos y todas maravillosamente diferentes. • 2005 – Queremos los mismos derechos. • 2004 – Toda la sociedad por el derecho a la diversidad. • 2003 – Vamos por todos nuestros derechos. • 2002 – Amar y vivir libremente en un país liberado. • 2001 – 10 Años defendiendo nuestra libertad. • 2000 – Orgullo de ser, derecho a estar. • 1999 – En la sombra de la hipocresía, a brillar, mi amor. • 1998 – Unidad a través de la diversidad. • 1997 – Celebramos la Vida con Orgullo, Repudiamos la Discriminación y la Violencia. • 1996 – La discriminación nos condena. La policía nos mata. Seguimos de pie. • 1995 – Vigilemos a la Policía. • 1994 – Visibles para ser Libres e Iguales. • 1993 – Iguales y Libres en la Diversidad. • 1992 – Libertad, Igualdad, Diversidad.
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