Love Messenger - Stillman Dam En Amor a la carta

Claroscuros: Sobre las cartas

Segunda Parte

Por Adriana Valletta

 

AMOR A LA CARTA

Una carta, un poema, una nota.  ¿Podrán ser esas escrituras alguna otra cosa más que un acto de amor? Interrogarlas, me hace pensar en la relación entre escritura y las pasiones de las que son soportes.

La escritura de esta nota no se deja definir totalmente de antemano.  Por suerte,  algo se recorta para tomar por sí mismo algún lugar no previsto. Así me dispongo a la sorpresa de lo que yo llamo “lo por surgir” a un lugar nuevo.

A modo de reconectar con la nota anterior “la ausencia -sobre las cartas”,  rememoro  algunos significantes: representación, cuerpo, amor, ausencia, presencia, el “otro”, objeto, pérdida, cartas, angustia, espera, continuidad, corte, tiempo, espacio, epistolario, destinatario, correspondencia, entrega, goces.

La primera asociación a las cartas, en general, es vincularlas al sentimiento de amor. Vimos, por ejemplo, cómo -en el caso de las cartas de Cyrano de Bergerac- las cartas hacen “cuerpo” y funcionan del mismo modo, extendiéndose en el cuerpo de papel, lugar depositario de placer y de goce.  Estaba en eso, cuando me sorprendió una frase en forma de pregunta: ¿Y sí el amor es a la carta? Estuve un rato rumiándola en mi mente, hasta que la entregué al blanco. Certero. Esta frase es de doble vertiente de escucha: “amor a la carta”.  Una vertiente da lugar a las preguntas: ¿Qué es lo amado?,  ¿quién es el sujeto amador? En la otra vertiente, da lugar a: ¿en qué bandeja se sirve el amor? ¿Es un amor dirigido a la carta misma? ¿Es un amor dirigido al cuerpo de la carta que representa otro cuerpo?, ¿es un amor a la letra?

La carta “debe” ser entregada.  Al menos, eso es parte del circuito a seguir para que cumpla su función. Por otro lado, “dar” es un acto de entrega, como en la escritura. El  “entregar” remite  a la acción del cartero, el intermediario. También, puede conectarse fácilmente  el “dar” con el amor, en la famosa frase de  Jacques Lacan: El amor es  “dar lo que no se tiene a quien no es”.

 

Amor  Cartas en Bandeja
Amor 

CARTAS EN BANDEJA

Franz Kafka, un prolífero escritor de cartas, abre una entrada para nuestro tema. Andar en su mundo es como ingresar a un buen restaurante, donde el menú es amplísimo. Debido a la cantidad de cartas escritas por Franz a diferentes destinatarios, tomé algunas de los volúmenes que incluyen la carta al padre y cartas a Felice.

Resulta interesante que, en el caso de la carta al padre, las investigaciones coinciden en que jamás llegó a su destinatario: “el padre de Kafka”. Veamos el errático recorrido de ese texto.

En primer lugar, Franz entregó la carta a su madre, para que ella se la entregara  a su padre. Pero su madre no realizó tal entrega y la carta regresó a Franz quien, luego de hacerle algunas re escrituras, se la dio a una amiga, para que se la acercara al destinatario, aunque jamás fue entregada.

Todo un circuito que le permite a Franz ir de” uno” al “otro”,  en una búsqueda gozosa e  insaciable.

Carta a su padre Kafka
Carta a su padre Kafka

VAMPIRO EPISTOLAR

Kafka continuará su relación a las cartas de un modo insistente durante su vida.  Será  considerado casi como un “vampiro epistolar”. Mantendrá carteo con otros interlocutores, por no afirmar que hayan sido siempre destinatarios. Una vez más, ¿se trató esta escritura de una experiencia del amor?

Muchas investigaciones se han realizado en torno a las cartas de Kafka, incluso el psicoanálisis lo ha abordado intensamente. Hoy me interesa centrarme en la circulación de estos singulares textos. Los trazos de su recorrido hacen “espacios” vivenciales con otros.  ¿Cuál es el destinatario real de esta carta? ¿Por qué Franz no maximiza esfuerzos en entregarlas directo a su padre?

Según Lacan  “las cartas siempre llegan a destino”. Como en el cuento de Edgar Alan Poe: “la carta robada”, donde- aunque no la vean-  la carta está sobre la mesa, a la vista de todos, evidente, bien escondida en el lugar más expuesto.

¿Podría inferirse entonces que a pesar de los rodeos de las cartas de Kafka, finalmente terminarán leídas por su destinatario, como en una suerte de resistencia al azar o al extravío?

Lacan se pregunta si el emisor de una carta conserva aún derechos sobre ella, después de enviada, ¿no pertenecería ya el envío pues completamente a aquel a quien se dirige?, ¿o es que este último no fue nunca su verdadero destinatario?

Con respecto a los sentimientos en la carta de Kafka a su padre, distan muchísimo del amor. Son cartas de reproches e incluso de odio.  Sin embargo, la escritura tal vez sea un intento de acortar la distancia y restaurar otras interrogaciones.

 

El mundo es un espejo
El mundo es un espejo

LA NOVIA LEJANA

Muy diferente es el caso con las cartas a  Felice, “la novia lejana de Franz”. Acá su destinataria se presenta como “invisible”  la mayor parte del tiempo. Incluso, a pesar que, según algunas investigaciones, Felice respondió a una gran cantidad de los envíos. La invisibilidad refiere a lo que Franz hace en su escritura con Felice. Las auto- referencias las tornan en monólogo, en una letanía sobre sí mismo, hasta llegar a desdibujar por completo de la escena a su lejana novia. Así, la mantenía alejada con su escritura. Felice respondía  incluso con detalles de su vida. Esa situación  persistió durante casi cinco años de escritura, hasta que finalmente Franz quemó gran parte de las cartas de ella al romper la relación. De esta correspondencia se puede extraer mucha más información sobre Franz que sobre Felice. Felice Bauer se transforma, así, en un espejo donde Franz proyecta su propio psiquismo.  ¿Podemos decir que éstas son cartas de amor?  El amor a Felice quedaría al menos interrogado, al leer las notas que el mismo  Kafka escribió  sobre la impresión que le causó Felice, la primera vez que la vio.: “cuando llegué a casa de Brod, estaba sentada a la mesa y sin embargo, me pareció una criada. No mostré además mucha curiosidad por saber quién era, sino que me resigné a ella, sin más. Rostro huesudo y vacío, que mostraba abiertamente su vacío”.

Blue Skirt - Pintura angustios de Moy Huan
Blue Skirt – Pintura angustiosa de Moy Huan

 

Heidegger afirmó “lo que vale de un pensamiento no es lo que dice, sino lo que se deja  dicho”

Aquí retomo la pregunta respecto de la ausencia sobre las cartas. Es condición para escribir las cartas de que el otro esté ausente. Sin embargo, la operación parece  redoblarse. No alcanza con que estén ausentes-tanto el padre como su novia-, la escritura misma  refuerza la ausencia. Y, luego, remata la distancia una circulación insaciable.

 

LO QUE FALTA

¿Es la escritura misma la escritura del amor? Un vaivén, un viaje entre orillas, entre vacíos, entre aguas pobladas de ausencias. Contrastes de pinturas y paisajes. A propósito de paisajes, y orillas, el escritor y psicoanalista Jorge Alemán, visitó la Argentina en agosto. Al despedirse escribió:

 “Gracias por haberme hecho sentir que me voy de un lugar del que nunca me pudieron echar”.  

Este texto da cuenta del amor, de ese encuentro con lo que falta, con lo que no está.

Así como late el vacío en esta frase, la carta deja abierta la pregunta sobre el amor.  Si, en los  lazos que funda, logra constituir experiencia amorosa. Con cortes y continuidades. Tejido de presencias y ausencias. Próximo y más lejano a la vez.

“…Y no penséis en dirigir el curso del amor, porque será él, si os halla dignos, quien dirija vuestro curso”, dice Theilardh de Chardin

El “tú me faltas” cobra significado cuando discernimos que no se trata de un objeto en particular lo que demanda el amor, sino que la única condición para el amor es que signifique ese: Tú me faltas. Pero, sigue Thelardh de Chardin, “el amor no posee ni es poseído”

Esto del amor no es fácil. Po eso Lacan recurrió a los poetas, a los pintores, a los mitos, para hablar del amor. Esto nos da una gran pista y nos indica que precisamos de algo más que las formulaciones teóricas. Y que, incluso para arribar a ellas, debió valerse de otras lógicas como las que aporta la poesía.

Blanco-y-Negro- Pintura de Javier Manrique
Blanco-y-Negro- Pintura de Javier Manrique

 

QUERIDO ESPACIO

El filósofo Henri Lefebvre, aborda las relaciones entre la ausencia y la presencia, como una invitación a comprender que el espacio viene no sólo a contenernos, sino a formularnos preguntas. Y las representaciones vendrán a jugar un rol en el modo de concebir nuestras relaciones con el espacio. Llega a decir, incluso, que hay un regreso de la naturaleza como nostalgia, fantasma, o sea presencia ilusoria. A ese retorno lo podemos observar no sólo en la literatura sino en el cine, en las representaciones puestas en escena por el hábil empleo de las técnicas más sofisticadas.

Si la escritura de cartas es un llamamiento a la presencia del otro, un reclamo para que diga aquí estoy y la no venida del otro aporta a esta escritura un plus de sentido, entonces, vemos acá una zona que aproxima a la potencia fundada en el “espacio” de una carta. Una presencia- ausencia excelsa. Como quien dice, querido espacio, te escribo, para nombrarte. Intento verte y te alejás.

Pintura Costafreda- Vacio y blanco
Pintura Costafreda- Vacio y blanco

 

“El futuro es espacio,Espacio color de tierra,Color de nube,Color de agua, de aire,

Espacio  negro para muchos sueños,

Espacio  blanco para toda la nieve

Para  toda la música.

Atrás quedó el amor desesperado

Que  no tenía sitio para un beso,

Hay  lugar para todos en el bosque,

En  la calle, en la casa,

Hay  sitio subterráneo y submarino,

Qué placer es hallar por fin,

Subiendo

Un  planeta vacío”

(…)

Fragmento del poema de Pablo Neruda.

 

 

Bibliografía:

Lacan  Seminario  2  –  Clase -“ La Carta robada”

Henri Lefebvre, “La presencia y la ausencia”. 1941

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