Paul Klee - Senecio 1922

Claroscuros: sobre el proyecto “Humanæ”.
Por Viviana Garcia Arribas

 

LA PIEL QUE HABITO

Guillermo Martí Ceballos - Desafío 2014
Guillermo Martí Ceballos – Desafío 2014

Hace algunos años, fui a ver una muestra de Vivian Mayer, en FoLa (FOTOTECA LATINOAMERICANA www.fola.com.ar) y, ahí, en una sala secundaria a continuación de la exhibición principal, me crucé por primera vez con “Humanæ”. Numerosos rostros de variados colores me miraban desde las paredes, cada uno, dentro de un cuadrado cuyo fondo era igual a su tono de piel. En ese momento supe que alguna vez iba a escribir sobre esto.

Si alguien me preguntara mi color de piel, contestaría -inmediatamente-: “blanco”. Sin embargo, en un dibujo, el blanco no reproduciría -ni remotamente- lo real. Una verdad tan clara como esa se me había aparecido alguna vez en la escuela: en la clase de dibujo, en tren de bosquejar un autorretrato, no daba con el tinte preciso y terminaba por caer en un rosa lavado, que tampoco se parecía a mi tono, pero se acercaba un poco más, de acuerdo a mi juicio infantil. Esas dificultades se desvanecieron el día que traspasé el umbral de la escuela y no volví a pensar en la idea de dibujar, ni a mí, ni a ninguna otra persona. Hasta aquella tarde en FoLa. Ahí sentí el desasosiego al descubrir que nunca había reflexionado realmente sobre el sentido de llamar “piel” a un tono que solo se acerca al color de una pequeña parte de la humanidad. O, peor aun, ese color blanco que me había atribuido siempre, sin reflexionar, no era más que una falacia.

La artista que me había colocado ante esa certeza es Angélica Dass, quien lleva fotografiadas, hasta el momento, unas cuatro mil personas de distintos lugares del mundo y diferentes niveles sociales o económicos. Todas, con el mismo encuadre y cada una, sobre un fondo idéntico a su color de piel. Pero, quizá, el aspecto más revolucionario del proyecto sea la exhibición de esas fotos, sin distinción de rango, edad o características físicas, una al lado de otra, en un collage gigantesco de etnias, rasgos y, fundamentalmente, colores.

Angélica Dass - Humanae
Angélica Dass – Humanae

 

LA MAGIA DEL PANTONE

Pantone es un sistema de codificación que le asigna a cada tonalidad un número preciso y abarca innumerables variaciones cromáticas. Se utiliza en la industria y en el diseño, además de tener muchas otras aplicaciones. Sin ir más lejos, se trata de esas tiras que trae el pintor cuando lo llamamos para renovar la pintura de nuestras casas. Este sistema le permite a la artista seleccionar el color exacto de la piel de sus modelos -de acuerdo a una pequeña porción de la nariz- y reproducirlo en cada foto.

Corro a buscar en la web y encuentro que el código 719c se parece bastante a mi tono. Acabo de resolver un enigma de mi infancia.

Pantone 719c

COLORES PRIMARIOS

A lo largo de la historia, existieron numerosos intentos de clasificar a las personas de acuerdo a sus características físicas, color de la piel, altura o forma y tamaño del cráneo. Pero fue en el Siglo XVIII, que Friedrich Blumenbach definió la existencia de cinco razas humanas, si bien él consideraba que las distintas variaciones obedecían a la influencia climática y no a una diferencia intrínseca entre las personas.

Las cinco razas eran:

– mongólico o amarillo

– americano o rojo (nativo americano)

– caucásico o blanco

– malayo o pardo (del sudeste de Asia)

– etiópico o negro.

Paul klee - May picture 1925
Paul klee – May picture 1925

Con el tiempo, las categorías quedaron reducidas a cuatro e identificadas por el color: amarilla, roja, blanca y negra. Basada en la necesidad de sistematizar el conocimiento, típica de la época, esta clasificación respondía también a una Europa en plena expansión y empeñada en colocar a los “otros” dentro de moldes preconcebidos. Posteriormente, la “raza” desapareció como concepto biológico, pero nunca perdió su peso como categoría social. De este modo, en la actualidad, a pesar de considerarse -desde el punto de vista de la biología- inadecuado el concepto de raza y utilizarse -en su lugar- el de “etnia”, puede decirse que subsisten los racismos. Las actitudes de discriminación por el color de la piel o el origen y, también, por el género o la orientación sexual no son otra cosa que manifestaciones del mismo fenómeno: el rechazo hacia lo diferente.

Si hilamos un poco más fino, la división en colores responde también a un afán de simplificación, una mirada -¿de superioridad?- que lleva las diferencias entre las personas a su expresión más simple: la organización de los grupos humanos como en el más básico de los campamentos.

 

LA INFANCIA EN TECNICOLOR

Paul Klee - Actor's Mask 1924
Paul Klee – Actor’s Mask 1924

Recuerdo que, cada vez que yo me enfermaba, mi madre me miraba fijamente y decía: “Estás verde, hija”. En ocasiones, el agente del verdor podía ser el frío, los nervios ante un examen o cualquier otro malestar. Este color viraba al amarillo cuando el mal venía por el lado hepático. El aire libre, en cambio, con sus corridas por las calles de alguna ciudad de provincia durante las vacaciones, me teñían de “roja como un tomate”. ¿Cómo sería posible encontrar, en el territorio limitado de mi cartuchera, semejante variedad, capaz de pintar la mirada -tan particular- de mi madre?

En la escuela -pública, porque era la mejor- podrían haberse tomado muchas de las fotografías que componen “Humanæ”. Pieles claras, morenas, oliváceas, rosadas, marrón chocolate, cacao y hasta color té se alineaban en las filas debajo de cabellos rubios, castaños y negros, lacios y ondulados ¡y hasta crespos! No nos cuestionábamos las diferencias, era lo corriente, tal vez por tratarse de la escuela que el Estado abría para todos y todas. Aunque, quizá, esta percepción solo sea el recuerdo romántico de una etapa que ya no es. ¿Qué hubiéramos sentido ante un proyecto como Humanæ? Si en aquel momento me hubieran propuesto reflexionar acerca de esto, tal vez, en la actualidad no tendría dudas sobre mi buena o mala memoria.

Afortunadamente, hoy se piensa en la cuestión: “Humanæ” ha sido llevado a las escuelas de varias partes del mundo para hablar sobre el tema de la discriminación y de las diferencias entre las personas. Es una herramienta eficaz en su simpleza y en

Guillermo Martí Ceballos - Rostro con pañuelo rojo 2013
Guillermo Martí Ceballos – Rostro con pañuelo rojo 2013

constante actualización, ya que se encuentra en permanente crecimiento. Solo alcanzaría su término si se pudiera fotografiar a toda la humanidad, tarea imposible por la dinámica de nacimientos y muertes que, en forma constante, modifican esa totalidad. Pero el hecho de ser una empresa inabarcable se presenta también como una declaración de principios: cada sutil variación en el tono de la piel que se incorpora suma un nuevo aspecto a esta policromía y pone en evidencia la inutilidad de una organización sistemática. De paso, sostiene el principio de la igualdad en las diferencias.

 

NI SÍ NI NO NI BLANCO NI NEGRO

Por su afán de clasificar y de poner a cada uno en un lugar preconcebido, la humanidad se encauzó en el camino de la discriminación. Quienes se creyeron, en algún momento -y aún lo hacen-, dueños del mundo y autorizados para encuadrar a todo el resto dentro de su -corta- percepción, en la actualidad, muchas veces se llenan la boca con un discurso conciliador y condescendiente, que sirve para poco. La audacia de una mujer, pequeña y simpática, con la piel de chocolate, los pone en jaque con su oficio de fotógrafa y una idea, clara y contundente: evidenciar las numerosas diferencias que, sin embargo, una vez visualizadas solo deberían contribuir a hermanar a las personas.

Como una moderna Dolly en busca del arco iris, Angélica Dass toma sus fotografías y expone los diferentes registros cromáticos. Una vez frente a su panel multicolor se me hizo carne esa verdad vislumbrada a medias en mi época escolar: el color de la piel transita por infinidad de claroscuros.

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