La lucha: sobre la puesta en valor de las culturas ancestrales de América.
Por Adriana Elizabeth Valletta

 

¿Y VOS?

Una pregunta dirigida al mundo propio desafía y convoca alguna resistencia. Como psicoanalista, escucho la dificultad que implica tener que hablar de uno mismo. Esto sucede, incluso, en quienes deciden iniciar un psicoanálisis. Los relatos comienzan con el acento puesto en “otros”: padres, madres, hijos, esposos, amigos, jefes. Llevará un rodeo poder “salirse del afuera” y reingresar por la puerta que abre en dirección a lo propio, donde el curso cambiará ante la pregunta: ¿Y usted? ¿Y vos en todo eso? ¿Quiénes somos?

Hablemos de eso: América Latina. Somos un gran crisol de razas, pero también poseemos una cultura ancestral originaria, ignorada por nosotros mismos. A causa de una tendencia heredada hacia lo endógeno -propia de los occidentales- nos aferramos al “yo”. Esa tendencia contribuye a ser más propensos al individualismo, lo cual nada tiene que ver con la indagación en lo individual como vía de autoconocimiento. Es notoria la admiración que profesamos hacia oriente, y la bienvenida que damos a las diferentes prácticas de allí: yoga, artes marciales, pinturas de mándalas, reiki, danzas, meditación, feng-shui, comida china, medicina china, religiones y dogmas, filosofías.

Sin embargo, realizar esas prácticas no modifica, de por sí, el modo particular de percibir y de relacionarnos con el mundo.

depositphotos_10324766-stock-photo-native-american-medicine-wheel-orNos convendría dar una mirada hacia adentro: atravesamos horas críticas en el sur del mundo y deberíamos interrogarnos sobre el rol de la política, la religión y la economía. Pero, sobre todo, acerca de la no suficiente puesta en valor de nuestras culturas originarias. Creo, sin exagerar, que sería una posición vanguardista -un cambio de perspectiva que las valorice como paradigma- lograr que lo milenario tenga la fuerza de lo nuevo, no sólo con peso histórico, sino como valor futuro. (*)

 

OCCIDENTE HECHIZADO

El humano teme asumir su totalidad, pues a causa de esa ausencia sufre largas y dolorosas experiencias.”
Carl Jung

Sólo la ignorancia de los pueblos acerca de sí mismos permite que los hechizos culturales puedan surtir algún efecto. Si hay algo contra qué luchar es contra la preeminencia del mundo fragmentado, dividido de lo propio.

Si bien, en sus orígenes, Occidente fue floreciente en filósofos, es sabido aquellos bebieron de las fuentes de oriente. Por otra parte, Occidente tiene el mérito del gran aporte que realizó la psicología profunda a favor del conocimiento del alma humana -psike, para los griegos-. Me refiero no sólo al psicoanálisis -con Freud y Lacan-, sino también la psicología transpersonal jungiana. Jung se nutrió muchísimo del saber de oriente, sin embargo, no deja de inscribírselo en el pensamiento occidental. La psicología profunda toma, de algún modo, el lugar que, en oriente, cumple toda su cultura ancestral hacia el autoconocimiento.

MG_8325Por otro lado y como ejemplo de la escisión entre culturas occidentales y originarias, nuestro sistema científico dio por resultado una medicina plagada de especializaciones, que aborda al humano segmentado e inconexo. Visión favorable al mercado. Seguramente, por esta razón muchos recurrimos cada vez más a medicinas unicistas. Dice Carl Jung: “(…) Los esfuerzos del médico y la búsqueda del paciente apuntan hacia esa totalidad del hombre oculta, no manifestada aún, que es al propio tiempo el hombre más grande y el hombre futuro”. Y, también: “El alma es presa de la ilusión de que las causas de todas las desgracias residen en el exterior, de manera que ya no se pregunta hasta qué punto uno mismo contribuye a tales desgracias”.

LAYQA EL HECHICERO
LAYQA EL HECHICERO

La religión también contribuyó a esta visión escindida, al hablar de “hombre interior y hombre exterior”, como si de dos hombres diferentes se tratase. Esto fue convalidado por las instituciones religiosas que asumieron el rol de mediadores entre el humano y dios. “El hombre occidental está hechizado por muchas cosas”, dijo Jung. Tendríamos que considerar dicho pensamiento para indagar el estado del alma en nuestro mundo y reorientar la búsqueda hacia otros saberes. El hechizo lanzado sobre Latinoamérica implica mirarse el ombligo, como mucho, otear hacia oriente, pero nunca para sus adentros, para sus raíces, hacia su cultura originaria. Es hora entonces que decidamos por fin a mirar nuestro Nuevo viejo mundo: América. Esa tarea implica no solo una teoría sino una práctica. Es tarea de uno en uno, porque nadie puede hacerlo por por nosotros. Se trata, ni más ni menos, del paso de lo individual a lo colectivo. Tal experiencia prescinde del mediador externo, somos nuestros propios mediadores, entre nosotros, y lo sagrado, en nosotros. Desde la visión ancestral, el humano se conecta con la naturaleza de un modo directo. Así, todo es sagrado. Por eso, se encuentra mucho más desapegado de su “ego”. Todo es él mismo. Jung llamó a esta imagen “el divino mediador, que patentiza al humano intacto en su naturaleza más profunda”.

 

PUERTA GIRATORIA

Al momento de elegir un tema para esta nota, Stoppelman, mi maestra en letras y escritura, arremetió sobre las motivaciones de lo artístico en mí. ¿Cómo es que empezaste en el mundo de la música y la danza, si venías del psicoanálisis? Lo primero fue responder con otra pregunta:
-¿Te parece que hable de mí?
-Sí. ¿Por qué no?- Me dijo. -Si siempre estamos hablando de nosotros.

Lo sabemos los psicoanalistas: hablemos de lo que hablemos, lo sepamos o no, hablamos siempre sobre una misma área de problemáticas. Hay un hilo conductor y conector, un hilo del que no nos percatamos directamente. Y, al igual que en el trabajo de la escritura, las hebras se tejen y se presentan, muchas veces, invisibles a primera vista. Sin embargo, están ahí, como parte del tejido de un texto. Confío en que adivinarán las hebras con las que tejo mi respuesta a la pregunta de Gabriela, sobre la motivación de cómo aparece el arte en mi vida.

 

DESIDERATA

El que conozca verdaderamente el alma humana, estará de acuerdo conmigo, en que representa uno de los objetos más oscuro y misteriosos que se ofrece a nuestra experiencia.”
Carl Jung

¿Qué es realmente el propio deseo? ¿Qué relación tienen la danza y la música con la psicología y la escritura? Intentaré desandar el hechizo de la separación entre las disciplinas. Comencé a bailar como intento de llevar a la práctica conocimientos ancestrales. Mi primera danza fue en círculo sagrado. Una experiencia que realicé hace unos años, en conexión con la naturaleza.

Cuando me di cuenta, había realizado mucho más de lo que creí saber. Toda la naturaleza alrededor respondió a lo que allí realizaba. Lo aprendido en psicología me conectaba otra vez con el círculo, con el mismo que, para el psicólogo suizo, C. Jung, representa al sí mismo y es de un valor simbólico y arquetípico fundamental en la psiquis humana. Por otra parte, ya no se trataba solo de danzar. Toda la psicología profunda estaba en mi danza, sumada al conocimiento ancestral: una totalidad, aquello que no tiene división. Luego, realicé diversas danzas orientales, gitanas y de diferentes zonas oriente. Incluso, me acerqué a la danza circular sufí. En esta última, la figura circular es de gran potencia simbólica: los derviches danzan y giran sobre su propio eje para conectar con dios mismo. En relación a esto, Joseph Campbell expresó que el círculo constituía un símbolo tan universal, porque sugiere la totalidad completa y, así, es experimentado continuamente “…en el día, en el año, en la vida y la muerte”.

Carl Jung dice: “…una palabra o imagen es simbólica cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. Tiene un aspecto ‘inconsciente’ más amplio que nunca está definido con precisión o completamente explicado. Ni se puede esperar definirlo o explicarlo.altamira
Cuando la mente explora el símbolo, se ve llevada a ideas que yacen más allá del alcance de la razón.” De ese modo, al centrarnos en algo que deseamos, se manifiesta la conciencia de estar conectados con todo. Sin darme cuenta, entonces, había realizado una danza que, en ese momento, yo desconocía. Luego la reconocí en el pueblo mapuche, una danza donde se venera al águila, animal sagrado para ellos. El indio lo sabe perfectamente, él danza para agradecer, para realizar sus deseos y para conocer, en “comunión” e integración armónica con el cosmos.

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KULTRUM

Entonces: así como en psicoanálisis accedemos a información a través del análisis de los sueños, la danza es para el originario la conexión y la integración con la fuente del conocimiento.

 

 

 

 

UNIDAD WHIPALA

Dios es un círculo que tiene su centro en todas partes, y cuya circunferencia no está en ninguna
Frase de autoría muy debatida hasta hoy

Hace unos meses, comencé a escribir una canción, en la que menciono a la whipala, a propósito del cacique Calfulcurá, al cual hace un tiempo le dediqué una nota en esta revista titulada, “Palabras Azules”. El dato interesante es que terminé mi canción una semana antes que los tristes episodios de Bolivia y Chile pusieran en escena central a la whipala en las redes y portales de noticias en el mundo. Fue una gran sorpresa verla aparecer en miles de fotos y en miles de titulares. Hasta ahí, era un símbolo desconocido para la gran mayoría, incluso para muchos latinoamericanos. La manera de hacer arte -el modo de puentear práctica y teoría-, da por resultado sincronías de datos que nos sorprenden. Esos datos son, en parte, la expresión de un proceso de exploración consciente, que trasciende las limitaciones impuestas por las concepciones sesgadas y dominantes. Un nuevo paradigma espera al humano nuevo, del que todos somos la potencialidad.

Fue mi maestro en música, Federico Cáceres, quien sugirió la figura de la whipala. Cuando nos dimos cuenta de esa sincronía, nos llenamos de emoción.

 

Calfulcurá     

 

ARTE CONVERGENTE

El punto de convergencia -el motor de todas mis actividades- es el mismo que me llevó a ser psicoanalista: el deseo de conocer y comprender el alma humana. El propósito de mi arte es experimentar desde las culturas sagradas para que otros se animen también a su propio camino de auto realización.

08bb94b0ebdb95ae4c94c42fa31203ad--aztec-calendar-calendar-timeJuego a escribir una biblia y escribo:
Los dioses jugaron y vieron que era bueno. Los dioses jugaron a ser humanos. Los humanos se dieron cuenta de que eran dioses y crearon el arte. Entonces, el arte fue sagrado. Al ser el arte sagrado, hizo a los humanos jugar a ser dioses.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA
(*) Sandra Russo, para “Radio Caput”, 20 de noviembre de 2019
Jung, C. “El hombre y sus símbolos”, 4ª ed., Tensa editores, Barcelona 1984. p. 18.
Carl G. Jung “Psicología y Alquimia”, Santiago Rueda Editor.
Platón, “El Timeo”, Ed. Colihue

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