La intensidad: Sobre Diego Armando Maradona.

Por Nico Sada

 “Puedes acariciar a la gente con palabras”

Francis Scott Fitzgerald

 

Gastar el lenguaje, frotarlo. Hacer que pierda la primera capa por efecto del constante desgaste. Rasparlo. Apilar letras. Enlazar verbos, gambetear certezas. Buscar dos palabras o, al menos, tres. Repartirlas en voz alta, bien alta, hasta que sea sólo sonido vacío de significado. Seguir un poco más, extender el aliento. Sin sobresaltos. Esperar hasta que llegue un sentido nuevo. Hundir las voces en el barro. Y el dolor se transforme. Que la sucesión de letras se una, de manera imperceptible, en palabra. Y así funcione como una revelación. Un refugio. Una fuga, una descarga.

Juego con los dedos desatados a desdecir las palabras, como ultimo gesto, hasta situarlas fuera de toda lógica posible, palabras en conjunto que se animan a explorar los límites entre la realidad y la ficción y encontrar otro modo de expresión: Diego Armando Maradona.

Sí pienso en “Diego”, -más allá de la categoría estricta de nombre propio-, pienso irremediablemente en Maradona. Entonces, se me vienen muchos  primeros a la mente: ese pibe de los confines de Villa Fiorito, humilde y con mil sueños por cumplir. Pibe de mirada inquieta, desgarbado y con unos cuántos rulos que conforman su lenguaje.

La imposibilidad de desarmar el sentido total de una palabra señala el gesto salvaje de entregarse a la incertidumbre de que nada puede ser dicho. Aquello que quisiéramos nombrar no está en la órbita del lenguaje. Está en otra frecuencia de vibración.

 

Así, hablar de: “Diego” es hablar de una gramática propia. Descomponer en silencio y en medio de una noche que aturde, el concepto más universal de todos. Claro, hablar de Diego, D10S, es hablar de países, de barrios, de goles imposibles. Necesidades. Derrotas que fueron triunfos. Es hablar de lágrimas como signos de puntuación y llanto sin freno, como una forma de separar la vida en capítulos. Un nombre propio transformado en concepto por acción de la metáfora, del pueblo. Entonces, el concepto no exhibe una sola faceta. Por supuesto que no. Exhibe de a montones. Puede, en principio,  descomponerse de manera “arbitraria” en rebeldía, anarquía, líder, paranoia, zurda, teatro, épica, devoción, guerrero, belleza y enfermedad, D10S imperfecto. Barro.  Una lista interminable lo desborda todo, trasciende a su figura y muestra, por ejemplo y como nadie, la inclaudicable lucha de toda una ciudad: Nápoles.

 

 

60 PARA SIEMPRE

“Somos la expresión de lo mínimo, del gesto más pequeño, de lo incómodo, lo evidente y lo inconcluso. Tenemos el mismo abismo, la misma muerte, la misma soledad impar”.

Carlos Sklar

Su cumpleaños 60, fue el 30 de octubre. Ese día coincidía con el regreso del fútbol tras el paréntesis por la pandemia de covid-19 y Maradona estuvo en el ‘Bosque’. Pero no participó de la victoria de su equipo por 3-0 contra Patronato. Los organizadores de las miserias montaron un show perverso. Las cámaras mostraron a un Diego débil, con dificultades para caminar, que solo permaneció un par de minutos en el banco de suplentes y después volvió a su casa. A los tres días, ingresaba por un supuesto bajón anímico tras una semana “complicada emocionalmente”- “de mucha presión”, según su médico personal-, a la clínica de Olivos. 24 horas más tarde, entró en el quirófano de urgencia para ser operado. Mientras tanto, el lenguaje secreto de los devotos corazones entrecortaba sus latidos.

La simple mención de la palabra desató una tormenta de emociones que condujeron su propia trama. Los vicios privados son muy apetitosos en un mundo donde el mal atisbado por sorpresa siempre es rentable. Así fue, otra vez, la maquinaria de la degradación al servicio putrefacto de horas y horas enteras, vacías de cualquier tipo de contenido. La “palabra” la simple mención al aire, insistía en boca de todas y todos y por encima de cualquier realidad posible. El mundo ya casi detenido, se detuvo nuevamente, en un solo término de ochos letras.

 

VOCES DE UN PIE IZQUIERDO

 

“Dicen que escapó de un sueño
en casi su mejor gambeta
que ni los sueños respeta
tan lleno va de coraje
sin demasiado ropaje
y sin ninguna careta
Dicen que escapó este mozo
del sueño de los sin jeta
que a los poderosos reta
y ataca a los más villanos
sin más armas en la mano
que un “diez” en la camiseta”

Intro  de “Maradó”, Los piojos

 

Significante infinitamente lleno, a veces disuelto en adjetivo, a veces verbo, otras adverbio y sustantivo, poesía, crónicas. Y, muchas otras veces, canción. Como el universo “Diego” es inabarcable, me detendré solo en algunas, ¿de forma arbitraria? Sí, puede ser. ¿Contradictoria? También, esto es Maradona.

Manu Chao: “La vida es una tómbola”  declara con certeza única y tajante: “Si yo fuera Maradona, viviría como él…”  Una precisa declaración de principios. De amor. De rebeldía. De presentar batalla contra los poderosos. El video muestra un Manu callejero y un Diego con toda la noche encima estampada en esas gafas negras.

“Si yo fuera Maradona

y un partido que ganar

si yo fuera Maradona

perdido en cualquier lugar…”

 

https://www.youtube.com/watch?v=ZlSm-wMf2yk

Claro, años atrás, también Manu inmortalizó el “Santa Maradona”,  incluida en el álbum “Casa Babylon” de Mano Negra, formación anterior del músico. Militante de la causa, alcanzando toda divinidad.

NUESTRO HEREJE DE LA GUARDA

Para seguir la melodía, diré que la vida de Diego se construyó en diferentes capas, tonos, ritmos, y acordes. Así lo propuso  “La Guardia Hereje”,  en una canción donde confluyen el ritmo rioplatense del parche y del tambor, ritmos populares: “Para verte gambetear”

“Con un par de lienzos crotos,

esperando por el bondi de fiorito a paternal

Las pisadas, las rabonas,

son los chiches que los viejos no te podían regalar

Y en la villa se juntaban los pendejos para verte gambetear“

 O, cuando éramos 10 millones menos que hoy, al ritmo de murga y calor:

“30 millones de negros transpirando en tu remera para jugar un mundial” 

https://www.youtube.com/watch?v=ymrnENDEmWw

 Nota: Jorge ‘Alorsa’ Pandelucos, líder de La Guardia, se fue temprano. Con tan solo 38 años, una sorpresiva descompensación cardíaca le arrebató los días de la vida, otra ironía del impredecible destino. Platense, tachero, creativo y talentoso, quien sabe si ahora se estarán conociendo por las diagonales de allá arriba. Ojalá que sí.

MI PRIMER BAILE

El abanico de canciones es enorme; la devoción, inmensa. Los días seguirán su curso incierto, el dolor tardará tiempo largo en apagarse. Así empujo palabra tras palabra en el oscuro silencio de la ya, profunda madrugada del 26 de noviembre que, inexorablemente, pueda olvidar. De fondo y entre lágrimas, suena:

“Life  / Life is life / Life is life”

Claro, inmortalizada por Diego, cuando -curiosamente- no fue dedicada a él. La cosa confluyó de manera magnética entre pelota, botines desatados, música y baile, en aquel calentamiento, previo a jugar por las semifinales de la Copa UEFA, contra el Bayern Münich, el 19 de abril de 1989.

Maradona con su inigualable magia corporal, consiguió congeniar como ningún otro futbolista de la tierra el deporte con el arte. Por ello “Life is life” quedará para siempre asociado a esa coreografía tan perfectamente ejecutada por Diego y calificará, sin ningún tipo de dudas, para ingresar en la categoría de “canción maradoniana” por excelencia.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=s7ZjU-6iSwk&feature=emb_logo

 

UN CUERPO HABITADO POR LA IMPERFECCIÓN DE PALABRA JUSTA

 

“No vemos las cosas como son, las vemos como somos”

Anaïs Nin.

Escribir es deambular sobre deseos entre escombros de otros deseos. Escribir implica habitar el tiempo presente de manera intensa. Poner el cuerpo en actitud de completa entrega. Como Diego, como Maradona.  Un movimiento invisible trasciende los pliegues del lenguaje y promete una singular ilusión de reinvención. La expresión Diego Maradona se hizo carne, tomó cuerpo, voló alto, se convirtió en relato, en un relato oral tan grande que cada vez, deja menos espacio por escribir y reescribir.

Quizás Diego no sea ninguna de las cosas ni de las palabras que se han dicho y escrito de él. O tal vez  sea todas ellas. Su potencia, su intensidad radican, justamente, en las infinitas  lecturas que provoca.

La voz “Maradona” estará siempre en movimiento entre una cosa y otra. A contratiempo, a contrapelo. Será ese caudaloso e irrefrenable río sin orillas. Será esa sonrisa, una revolución todos los días. Nos atravesará y creará comunidad con su propio género. Será territorio sin fronteras. Será popular y jamás público, como él mismo alguna vez, lúcidamente, se definió.

De a momentos, inenarrable, dramático, como en aquella histórica apilada donde dejó en ridículo a media docena de ingleses, para recuperar, así, el puro sonido de la voz en dibujo convertido en letra. Porque, si algo constituye Diego, – me niego a narrarlo en pasado, siempre será presente – de forma singular, es el arte en movimiento. Sus goles poseen nombres, como si fueran –precisamente- obras de arte: “La mano de Dios”, “El gol del siglo”, “El gol imposible” (el que le hace de tiro libre a la Juventus en 1985. Para mí, acá me van a tener que disculpar, ese gol no fue real, no puede ser cierto).

Diego se mudó de planeta, sentencia contundente. Nos dejó un vacío irreparable, estremecedor, aunque rasquemos millones y millones de palabras imposibles, dificilmente, podamos reconstruir su lenguaje propio, único. También, antes, metió su última mágica gambeta en este insoportable año de pasiones tristes: hizo que nos abracemos de dolor, justamente, cuando no podíamos hacerlo. Eso es Diego, y así será para siempre.

 

Siempre pero siempre al 10.

 

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1 Comentario

  1. Hijo, no escuche ni leí una descripción tan emotiva, tan humana,como subliminal, tan terrenal como UNIVERSAL como la que recreaste en estas lineas, me costo leerlas se me nublo mas de una vez la vista y releí mas de una vez frase por frase. TE FELICITO es EXCELENTE .

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